"Siento gran alegría por ser hijo adoptivo de Villaviciosa"
La película Torrente, el brazo tonto de la ley, dirigida por Santiago Segura, ha supuesto la vuelta del actor Tony Leblanc a la vida, nada menos que a los 75 años de edad. Y su retorno coincide con un aluvión de reconocimientos, como el de hoy, en que Villaviciosa de Odón (17.000 habitantes), localidad en la que reside desde hace 30 años, le nombra hijo adoptivo.Ha estado en la sombra quedan 14 años de sufrimiento y un tropel de operaciones desde que lo arrollara un automóvil a 130 kilómetros por hora. Desde aquel infausto día, el actor tuvo que conformarse con ver pasar la vida desde un sillón, postrado y con el alma tan rota como sus huesos. El filme de Santiago Segura le ha hecho renacer y ya no parece dispuesto a aminorar la marcha, ahora que ha conseguido calentar motores. Bosqueja ya una autobiografía que augura jugosa. Fue boxeador, campeón de España de claqué y ha participado en 105 películas, casi siempre como protagonista.
Pregunta. ¿Cómo se encuentra en esta resurrección al mundo del cine después de tanto tiempo de inactividad?
Respuesta. Ni yo mismo lo esperaba. Todo empezó cuando Santiago Segura fue premiado con un Goya como director de películas cortas y dijo que si para Fernando Trueba Dios era Billy Wilder, para él era Tony Leblanc. Aquello me dejó estupefacto. Después me llamó y nos conocimos. Para mí ha sido un milagro que me ha dado la vida durante los 12 días de rodaje.
P. ¿Le ha costado adaptarse?
R. En absoluto. Santiago Segura, pensando que yo no podía andar, me escribió un papel de paralítico para que estuviera en una silla. Pero al final, lo hemos dejado en hemipléjico, o sea, medio lado paralizado nada más, que se me ocurrió a mí y él lo aceptó. Por lo demás, tampoco el cine ha cambiado tanto.
P. Ha pasado 14 años apartado de la escena pública. ¿Tienen buena memoria los madrileños?
R. Prodigiosa. Llevo desde 1983 encerrado en casa sin moverme salvo para ir al médico, y he sufrido 30 operaciones. Pese a los cambios de domicilio, recibo de 10 a 15 cartas diarias de madrileños que no conocen mis señas pidiéndome fotos y autógrafos.
P. Villaviciosa le nombra ahora hijo adoptivo del municipio. ¿Qué siente?
R. Una enorme alegría porque ha sido con el beneplácito de todos los partidos políticos.
P. ¿Y para cuándo el reconocimiento de Madrid capital?
R. Parte de la prensa ha pedido ya que se me haga hijo predilecto de la Villa: porque nací en el Museo del Prado, me bautizaron en la parrilla de San Lorenzo, tomé la comunión en Los Jerónimos y me casé en San Antonio de la Florida. Más castizo, imposible.
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