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Los juzgados tendrán un mediador para evitar divorcios traumáticos

Los jueces de Madrid han decidido crear en el juzgado la figura del mediador de familia para ayudar a las parejas que quieran separarse o divorciarse. Están convencidos de que esta figura mitigará el alto grado de crispación conyugal que rodea a más de la mitad de las rupturas matrimoniales. Desavenencias que sólo contribuyen a eternizar los procesos, desacatar las resoluciones judiciales y, lo que es peor, crear un tenso ambiente familiar en el que los hijos se convierten en los grandes perjudicados.El juez decano de Madrid, Fernando Fernández Martín, firmará el próximo viernes, día 19, un convenio con la Universidad Pontificia de Comillas mediante el que se institucionalizará la figura del mediador familiar (especialistas en psicología que ayudarán a las familias a divorciarse sin traumas).

Se trata de un proyecto piloto, que inicialmente durará seis meses, y que permitirá a los siete jueces de familia que hay en la plaza de Castilla derivar a esa universidad a las parejas que deseen romper sus vínculos y se revelen incapaces de llegar a un acuerdo. Los técnicos de esta universidad se encargarán de aproximar posturas entre la pareja a fin de que asuman la futura situación familiar y no se presenten ante el juez tirándose los trastos a la cabeza.

Los jueces de familia son conscientes de que solucionar las desavenencias conyugales con una imposición judicial conduce casi siempre al absurdo. Los juzgados de Madrid están atestados de pleitos fruto de los incumplimientos de los convenios reguladores firmados a disgusto por alguno o ambos cónyuges. Todos los años se registran en la región más de 7.000 casos de divorcios tramitados en los juzgados.

Con este convenio, los jueces apuestan por la vía del acuerdo. A partir del día 19, remitirán a las parejas, antes de iniciar el proceso, al gabinete de mediación familiar de la universidad "La visita a este centro será voluntaria y gratuita", indica el juez decano. Una comisión de seguimiento, integrada por los jueces, el decano y dos técnicos universitarios, evaluarán en seis meses los resultados. "Si son positivos, nos plantearemos crear oficialmente esta figura", explica el decano.

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El mediador tratará de que las parejas pacten antes de ir al juez

VIENE DE LA PÁGINA 1Una separación se puede desarrollar de mutuo acuerdo o por la vía contenciosa. La vía contenciosa es la que suele degenerar en los incumplimientos y fricciones continuos entre los cónyuges. "En el proceso contencioso", se explica en el convenio, "cada parte utiliza una estrategia de poder con su adversario, con fines que en su mayoría no revierten de manera positiva en los hijos, aunque sí satisfacen la autoestima de las partes en detrimento siempre de los hijos".

El convenio que Firmará el viernes el juez decano con la Universidad de Comillas define la figura del mediador familiar "como un tercero imparcial, ajeno al conflicto matrimonial". Este mediador no podrá "imponer ningún acuerdo a las partes, pero sí utilizar determinadas técnicas y habilidades para ayudar a la pareja a establecer la comunicación; trabajará con sus sentimientos,. emociones, temores, deseos y necesidades, para que ambos cónyuges elaboren juntos, de forma consensuada, un acuerdo que pueda ser homologado luego por el juez de familia".

Si la pareja acepta acudir al mediador, el juez paralizará el procedimiento mientras duren los contactos con el equipo de psicólogos. En esos contactos, la pareja intentará consensuar y llegar a un acuerdo sobre la patria potestad, régimen de visitas a los hijos, contribución económica, reparto de deudas y bienes que pudiera tener el matrimonio.

Consumado el divorcio, la pareja también podrá acudir al mediador si desea modificar su convenio regulador. "Se trata, en definitiva, de crear una atmósfera positiva entre los padres de la que los hijos se beneficien", se explica también en el convenio.Neutro y conficencial

El convenio excluye de ser enviadas a estos equipos a las parejas "en las que exista violencia física como pauta sistemática en sus relaciones" y a aquellas otras en las que alguno de los cónyuges "sufra trastorno mental, sea toxicómano o alcohólico".

Las parejas que se acojan a la mediación tendrán que entrevistarse con los técnicos "con una periodicidad semanal o quincenal". Al finalizar el proceso de mediación, el técnico redactará un proyecto de acuerdo en el que reflejará todos los pactos alcanzados por la pareja. Una vez firmados, y a través de un abogado, los plasmará en un convenio regulador que será elevado al juez para su ratificación.

La labor del mediador familiar se caracterizará por la "neutralidad, confidencialidad e imparcialidad", según reza el convenio. "La mediación familiar es un proceso metodológico", aclara el convenio, "mediante el cual el mediador ayuda a la pareja en situaciones de separación o divorcio a que lo haga de la forma menos traumática". "Con ello se facilita la consecución del convenio regulador de una forma consensuada, se garantiza un alto grado de cumplimiento de acuerdos y evita el litigio continuo entre los cónyuges".

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