Helms vuelve a bloquear al designado por Clinton para la Embajada de México
JAVIER VALENZUELA, La testarudez de un solo hombre bloquea desde abril el nombramiento del nuevo embajador de Estados Unidos en México, su más delicado vecino. Pero ese hombre no es sólo cerril, sino también poderoso. Se llama Jesse Helms y preside el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara alta. El republicano Helms reiteró ayer que no piensa darle la menor oportunidad al candidato de Bill Clinton para la Embajada de México, el también republicano William Weld.
Clinton insistió en que no piensa proponer otro candidato. El caso Weld vuelve a poner de actualidad la tremenda influencia que el poder legislativo norteamericano -y en concreto el Senado- tiene en la conducción de la política internacional. Decenas de acuerdos y tratados firmados por la Casa Blanca con ejecutivos extranjeros -algunos de ellos hace ya décadas- duermen en los archivos del Senado sin que esta Cámara los haya ratificado. Lo de Weld es aún peor: el Senado, merced a la oposición de Jesse Helms, ni tan siquiera le concede al candidato del presidente Clinton el derecho a una audiencia.
Trent Lott, líder de la mayoría republicana en el Senado, pidió ayer a Clinton que retire la candidatura de Weld y proponga un nuevo nombre. La declaración se produjo después de que el Comité de Relaciones Exteriores del Senado se hubiera reunido sin que, una vez más, su presidente, el dirigente ultraconservador Jesse Helms, de 75, años de edad y desde hace 24 años senador republicano por Carolina del Norte, hubiera incluido el nombre de Weld en el orden del día.
La Casa Blanca reaccionó de inmediato. "El presidente", dijo su portavoz, Mike McCurry, "no tiene la menor intención de proponer al Senado otro candidato. William Weld tiene derecho a una audiencia honesta. El presidente norteamericano ha hecho su trabajo al proponer a un excelente candidato para embajador en México; el senador Lott y el Senado deberían hacer ahora el que les corresponde bajo la Constitución".
Los embajadores norteamericanos son propuestos por el presidente, pero no pueden tomar posesión hasta haber comparecido ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado y recibir su aprobación.
Helms, conocido internacionalmente como partero de algunas de las iniciativas legislativas más duras y chovinistas de Estados Unidos -entre ella la ley Helms-Burton sobre Cuba-, convocó de inmediato una reunión extraordinaria del Comité de Relaciones Exteriores; allí, tras atacar a los medios de comunicación, volvió a decir que no le concederá a Weld la audiencia preceptiva: o sea, que, a menos que Helms cambie de opinión -lo que rara veces ocurre-, la candidatura de Weld está muerta.
Lo curioso del caso es que Weld es también republicano, aunque moderado, y en nombre de ese partido ha sido gobernador del Estado de Massachusetts. ¿Qué le reprocha, pues, el casi octogenario cocodrilo a su correligionario? "Que es blando con las drogas", responde Helms. Weld se ha declarado partidario de la legalización para uso médico de la marihuana -una medida que fue adoptada en referéndum el pasado noviembre por los electores de California-, y ello es gravísimo para un Helms incapaz de concebir otra relación entre Estados Unidos y México que la relacionada con las drogas e inmigración ilegal.
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