Las elecciones serán decisivas para la enfrentada comunidad serbia
Han nacido con forceps. Pero tras la anunciada decisión croata de volver sobre sus pasos, a cambio de concesiones censales, en Mostar a los partidarios de Franjo Tudjman, todos los actores principales -es decir, los partidos más nacionalistas de cada lado- participarán hoy y mañana en las primeras elecciones municipales que se celebran en Bosnia desde 1990, última pieza del complicado engranaje institucional diseñado en Dayton.De nuevo la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), cuyo papel dejó tanto que desear en las caóticas parlamentarias de hace un año, controlará unos comicios por tres veces aplazados desde su primer anuncio en 1996. Algunos de los factores que determinaron el retraso permanecen intactos: básicamente la falta de libertad de movimientos y la ausencia de pluralidad informativa. La OSCE asegura haber puesto coto al tercer elemento crucial: el intento de manipulación por cada uno de los bandos del proceso registral.
Alrededor de dos millones y medio de votantes en las dos mitades de Bosnia, la desasosegada Federación de musulmanes y croatas (51% del territorio) y la cismática República de los serbios (49% restante). De ellos, casi medio millón de refugiados. Un total de 91 partidos, 9 coaliciones, casi 20.000 candidatos independientes para disputarse 119 parlamentos municipales.
En el lado musulmán y en el bosniocroata todo parece atado y bien atado. Las formaciones ultranación alistas de los presidentes Alia Izetbegovic (Acción Democrática, SDA) y Franjo Tudjman (Unión Democrática Croata, HDZ) tienen las riendas en sus respectivos territorios, como demostraron en las legislativas de 1996. El SDA ha tenido la habilidad de aliarse (Coalición para una Bosnia Unida) con tres partidos de corte civil y liberal, lo que le permitirá ir al copo.
El interés principal de los comicios está en el lado serbio. En la repercusión que pueda tener entre los votantes de la mitad más desesperada de Bosnia la lucha por el poder entre Pule y Banja Luka, entre Radovan Karadzic y su antigua mano derecha y ahora peor enemiga Biljana Plavsic, entre la negrura y una luz incipiente. Para el SDS, partido gobernante de la Republika Sirpska, que tiene todas las palancas del poder, las elecciones son decisivas.
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