El nuevo catecismo, más severo contra el terrorismo
La diferencia es minúscula, pero significativa. El nuevo catecismo revisado de la Iglesia católica que acaba de presentar oficialmente el Vaticano condena el terrorismo con mayor contundencia que el texto promulgado en 1992 por el Papa Juan Pablo II, que ha sufrido sutiles transformaciones durante estos cinco años de análisis. En la versión inicial publicada en francés se señalaba que el terrorismo, "que amenaza, hiere y mata indiscriminadamente, es gravemente contrario a la justicia y a la caridad". En el texto definitivo publicado ahora en latín se suprime el "que" y la condena resulta más directa e inapelable.En cuanto a la pena de muerte, si bien la Iglesia sigue considerándola un derecho discrecional de las naciones para defender el bien común, la versión nueva del catecismo se distancia un poco más de la pena capital. "Los medios incruentos responden mejor al bien común y son más conformes a la dignidad de la persona humana", dice el texto. El cambio obedece a una actitud cada vez más clara de rechazo de la pena capital por parte de la jerarquía católica. El Papa intervino recientemente ante el gobernador del Estado de Virginia (EE UU) para pedir que le fuera conmutada la condena a muerte a Joseph O'Dell, un caso que conmocionó a la opinión pública italiana y que se saldó con la ejecución del condenado.
Pero no todas las matizaciones que ha sufrido el texto han sido inspiradas por un espíritu progresista. En el capítulo "homosexualidad", el texto de 1992 era más moderado, aceptando incluso la existencia de "tendencias homosexuales innatas". La versión latina insiste en que la homosexualidad es una "inclinación objetivamente desordenada", aunque, "para la mayor parte de ellos [los homosexuales], constituya una prueba".
La visión de los "pecados" sexuales se mantiene casi intacta, con la condena, si bien más liviana, de la masturbación -la inmadurez del que la practica puede ser un eximente-. Las relaciones sexuales, siempre en el seno del matrimonio, se justifican exclusivamente con vistas a la procreación y la demografía no pueden controlarla los gobiernos con medios "contrarios a la ley moral".
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