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LAS VENTAS

Gómez Escorial, por la puerta grande

Dos orejas le concedieron a Gómez Escorial y fue suficiente para que saliera a hombros por la puerta grande. Si una de esas orejas la pidieron pocos y hubo quienes la protestaron, ésa ya es distinta cuestión. Allá penas, que dijo el sabio. El que tiene dos orejas tiene puerta grande. Y la puerta grande equivale a triunfo máximo. Y si es la de Madrid, supone que al beneficiario triunfador le han abierto la puerta de la gloria.Gómez Escorial, glorificado triunfador, hizo cuanto pudo para obtener el beneficio, de eso no cabe la menor duda. A sus dos novillos los recibió con largas cambiadas de rodillas, a los dos los intentó veroniquear según los cánones, a los dos los lidió con sobria brega y dominio de la situación, a los dos les hizo faenas valerosas, a los dos los mató a la primera. ¿Hay quien dé más?

Sorando / Patrocinio, Gómez, Contreras

Novillos de Román Sorando, bien presentados, flojos, manejables.Hugo de Patrocinio: pinchazo, otro hondo, rueda de peones y descabello (silencio); pinchazo y estocada contraria (silencio). Gómez Escorial, de Madrid: estocada y descabello (oreja con escasa petición y con algunas protestas); estocada trasera (oreja); salió a hombros por la puerta grande. Juan Contreras, de Jerez (Cádiz): cuatro pinchazos -aviso-, pinchazo y estocada trasera (silencio); tres pinchazos y bajonazo (palmas). Los dos últimos, nuevos en esta plaza. Plaza de Las Ventas, 7 de septiembre. Menos de media entrada.

A la afición conspicua y a los custodios del Arca les habría agradado que a los méritos dichos hubiese añadido Gómez Escorial cierta hondura al muletear y al menos una somera inspiración artística en la interpretación de las suertes, pues las orejas y la puerta grande, y la gloria que conllevan, no son cualquier cosa.

Pero también es verdad que otros la han alcanzado con menos. Aquí, en esta misma plaza de Las Ventas, a uno que perpetró un sartenazo por los puros costillares del toro, el presidente de turno le dio las dos orejas, que le valieron la puerta grande y ahora anda de primera figura.

El caso de Gómez Escorial es bien distinto. Los costillares no los buscó nunca sino que mató por arriba. Y ligó los pases. Y ciñó los muletazos. Y realizó sendas faenas serias, sin ninguna concesión a la galería.

En cuanto a ceñir, a veces consentía hasta el escalofrío. Al quinto novillo le cuajó unos pases de pecho en los que aguantó impertérrito unas embestidas que le venían vencidas y presagiaban cogida. Y se produjo. Al embarcar un nuevo pase de pecho el novillo le atrapó y le lanzó a considerable altura. No se amilanó por ello Gómez Escorial, que siguió muleteando por naturales -no muy templados, ésa es la verdad-, dio un pase de rodillas, cerró la faena con apretadas manoletinas y cobró la estocada que le valió la oreja, ahora solicitada por la mayoría.

Así se viene a Madrid: con valor, con ganas de triunfo. En cambio Hugo de Patrocinio y Juan Contreras -que debutaba- pareció que venían a cubrir el expediente.

Hugo de Patrocinio, que cuajó a su primer novillo par de templadas tandas de redondos y otro par por naturales sin tanto fuste, se pasó de faena y pues el novillo se vino abajo, el resto del trasteo resultó deslucido. Al cuarto, que estaba inválido, le hizo una faena reiterativa y sin emoción. Eso sí, en los desplantes se ponía flamenco, según la moda; pegaba al aire manotazos triunfalistas, se marchaba de la cara del novillo con el contoneo propio de quien acaba de reinventar el toreo.

La técnica muletera de Juan Contreras consistía en el llamado unipase. Ni uno solo ligó en su primera faena. Daba el muletazo y rectificaba terrenos.Todo era un continuo vuelta a empezar. El sexto, reservón y de media arrancada, se aplomó, y Juan Contreras dio la sorpresa empleándose en una valiente porfía, aguantando lo indecible para sacar contados naturales y derechazos con el peligro añadido de que el novillo se le quedaba en la suerte y cabeceaba bronco. De manera que entre esta entrega de Juan Contreras y los alivios de su faena anterior, quedó inédito.

¿Qué clase de torero es Juan Contreras, nuevo en esta plaza? Uno daría algo bueno porque fuera el Juan Contreras que recibió por verónicas al tercer novillo de la tarde. Unas verónicas soberanas, presentando reducido el capotillo, embarcando con naturalidad, ganando terreno y bordando la media verónica. Ese sí era toreo grande. Toreo de puerta grande. Pero ya no hubo más. La puerta grande fue para quien había venido dispuesto a abrirla con todas sus consecuencias.

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