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Una de las tres bombas colocadas en hoteles de La Habana causa la muerte a un turista italiano

Un turista italiano, identificado como Fabio Diccelmo, de 32 años, murió ayer a causa de la explosión provocada por una bomba en el hotel Copacabana, ubicado en el distrito residencial de Miramar en la capital cubana, según aseguraron testigos presenciales.Otros dos artefactos estallaron previamente en los hoteles Tritón y Chateau Miramar, con pocos minutos de diferencia y de forma aparentemente sincronizada.

Esta es la primera víctima mortal que se produce en la capital cubana desde que el pasado mes de abril comenzó una cadena de atentados contra instalaciones turísticas, que hasta ahora sólo habían dejado algunos daños materiales y tres heridos leves. Con los artefactos que estallaron ayer son ya ocho las explosiones que se han producido en La Habana y en Varadero desde el pasado mes de abril.

La bomba que estalló en el hotel Copacabana destrozó los cristales del bar de la planta baja, donde parece que había sido colocada, y retorció la estructuras metálicas de las ventanas, que dan a la piscina.

La víctima mortal se encontraba precisamente en la piscina, con su novia, cuando fue alcanzado por la onda expansiva, según dijeron los testigos.

El hotel fue acordonado inmediatamente por las fuerzas de seguridad cubanas, que impidieron el acceso a los periodistas.

La explosión se produjo a las 12, 10, hora local, (seis de la tarde en la Península, pero unos cuarenta minutos antes se había producido la deflagración de otro artefacto en el hotel Tritón y media hora antes otra bomba había estallado en el hotel Chateau Miramar. Todos los establecimientos hoteleros están ubicados en el mismo distrito, donde viven muchos residentes extranjeros y tienen su sede varias legaciones diplomáticas.

Acusaciones contra EE UU

Las autoridades cubanas, a través de comunicados del Ministerio del Interior, siempre han afirmado que tanto los responsables de los atentados como los materiales suministrados proceden de los Estados Unidos. Pero, aparte de un turista portugués, detenido en el hotel Sol-Palmeras de Varadero, poco después de una pequeña explosión el pasado 22 de agosto, no se ha informado de nuevas detenciones.

El director general de la Oficina de Información Diplomática española (OID), Joaquín Pérez-Villanueva, expresó su condena a este tipo de acciones. "No se sabe qué tipo de objetivos persiguen los autores de una sinrazón semejante".

Hasta ayer se habían producido cinco explosiones en establecimientos turísticos de La Habana. La primera fue el 13 de abril en la discoteca del hotel Meliá-Cohiba -con capital español- de la capital cubana. La discoteca quedó destrozada pero no hubo víctimas. El 12 de julio tres personas resultaron heridas leves cuando estallaron dos bombas, con diez minutos de diferencia, en dos céntricos hoteles. El 5 de agosto hubo otro atentado y el 22 del mismo mes se produjo una extraña explosión en el hotel Sol- Palmeras de Varadero, que la dirección del hotel no aceptó como atentado y aseguró que se trataba de una sobrecarga del circuito eléctrico.

A pesar de esta ola de atentados, los organismos oficiales cu banos han asegurado repetidamente durante todo el verano que la actividad turística -una de las principales fuentes de divisas para la maltrecha economía del país caribeño- no ha reducido su actividad ni ha habido cancelaciones de reservas. Los atentados nunca han sido reivincados, pero el Gobierno de Fidel Castro siempre ha señalado a la disidencia cubana apoyada por Estados Unidos. "Estarnos totalmente seguros de que hay un intento de la mafia anexionista de Miami en contubernio con algunas organizaciones, yo diría muy cercanas, al Gobierno [norteamericano] de tratar de perjudicar al turismo", declaró en plena campaña de atentados Eduardo Rodríguez, vicerninistro de Turismo cubano.

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