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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El gran juicio

LA AUDIENCIA Nacional ha fijado para el 1 de diciembre el comienzo del juicio contra Mario Conde y ocho de sus colaboradores durante la etapa en la que el primero fue presidente de Banesto. El ex banquero se enfrenta a la posibilidad de ser condenado a 35 años de cárcel por los presuntos delitos de estafa, falsedad y apropiación indebida. El juicio de Banesto debe determinar la participación de Conde y los inculpados en el gran fraude financiero que se produjo durante su gestión al frente del banco, que provocó un quebranto evaluado en 605.000 millones de pesetas. Hay que recordar una vez más que Conde no será juzgado por la bancarrota de su gestión, sino por seis operaciones presuntamente delictivas que han causado un perjuicio de 16.000 millones a la entidad.La prueba de que no se trata de un juicio más está en la propia personalidad de Conde. Sería un error olvidar el papel que el ex banquero ha desempeñado, desde el escaparate y desde la trastienda, en los acontecimientos políticos de los últimos años. Precisamente porque es necesario aclarar ese papel y cerrar una etapa económica y política de incuestionable turbulencia, resulta imprescindible que el juicio por el caso Banesto discurra en un clima de serenidad y la sentencia esté fuera de toda sombra de contaminación política.

Para que estas condiciones se cumplan, es necesario que la ley se aplique a los encausados con todas las garantías debidas. Esto es lo que acaba de hacer la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional al admitir todas las pruebas solicitadas tanto por el ministerio fiscal y las acusaciones particulares como por la defensa de los acusados. Es bueno que la sala se haya decantado por un juicio rápido en un país con justicia lenta; aun así, se debe estar atento ante la aparición de informaciones espectaculares que aparezcan en los medios afines al ex presidente de Banesto y cuyo objetivo evidente sea, como ha sucedido en el pasado,distraer la atención, advertir o simplemente amenazar a las fuerzas políticas y judiciales.No es difícil profetizar que esta peculiaridad informativa volverá con precisión matemática.

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