_
_
_
_
_

En el epílogo de una era glacial

El mundo puede hoy estar experimentado los efectos de la pequeña era glacial que causó severos inviernos y veranos templados entre 1400 y 1900, según científicos estadounidenses. Algunas de las tormentas que han afectado este verano al centro y norte de Europa podrían proceder de los últimos estertores de este periodo, durante el cual el Támesis, por ejemplo, se heló.Karl Kreutz y sus colegas de la Universidad de New Hampshire examinaron bloques de hielo extraídos tanto de la Antártida como de Groenlandia y encontraron que los cambios atmosféricos que marcaron ese periodo frío y seco persisten actualmente. Estos cambios no se reflejan en temperaturas más bajas sino en el ritmo y la fuerza de las tormentas sobre los océanos. "De este modo, el aumento en la variabilidad de las tormentas en la última parte de este siglo puede ser en parte resultado de la continuación de estas fluctuaciones climáticas", escriben los científicos de New Hampshire en la revista Science.

Más información
El 'efecto invernadero' va más lento de lo previsto ,según nuevos estudios científicos

Por otra parte, los especialistas reunidos la pasada semana en Ginebra para la Conferencia del Programa Mundial de Investigación sobre el Clima (PMIC) han advertido a los responsables políticos de la necesidad de actuar sin tardanza para afrontar las graves amenazas de fenómenos meteorológicos como El Niño. Los científicos afirman que El Niño de este año podría convertirse en el "acontecimiento climático del siglo" si las características que presenta siguen aumentando.

El fenómeno conocido como El Niño es una anomalía periódica -tanto oceánica como atmosférica- originada en la zona tropical del Pacífico y que se caracteriza por un calentamiento masivo de las aguas del mar a causa de las corrientes y los vientos. El calentamiento de las aguas origina importantes desajustes climáticos, como copiosas lluvias en las costas occidentales de América, desde California hasta Chile, que son causa de graves pérdidas económicas, especialmente en la agricultura. Los efectos de este fenómeno también perjudican a quienes que viven del mar, como pasó durante 1982-83 en Ecuador y Perú, cuyas industrias pesqueras quedaron arruinadas. Sin embargo, las aguas que anegan algunas zonas del planeta en El Niño dejan de caer en otras regiones donde son esperadas: así se prevé que este año el monzón sufra una reducción de precipitaciones. La sequía, las pérdidas agrícolas y los incendios podrán afectar a Australia, Suráfrica, Indonesia, Filipinas y la India, mientras que las islas del Pacífico podrían verse azotadas por fuertes huracanes.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_