Dos estocadas soberbias
Acabó la feria con una corrida de Miura seria de presentación, que dio el juego suficiente para que la tema le diera fiesta. Se re partieron orejas con generosidad, eso sí, y los pitones no eran del todo correctos, pero el toro impuso la ley del respeto a su casta unas veces, y siempre a su comportamiento de animal con intenciones de dar un disgusto si las cosas no se realizan de manera acertada, si se puede, con torería a ser posible. Sucedió además que hubo un torero que remató sus dos faenas con dos soberbias estocadas: vive en Fuenlabradada y se llama Fundi. Un matador de toros por derecho.Banderilleó Fundi a sus dos toros con autoridad y facultades, encontró toro en cualquier lugar, ganó la cara del morlaco con suficiencia., En el cuarto fue cuando mejor prendió banderillas, en el tercer par corriendo hacia atrás y reuniendo bien en el morrillo, un alarde de facultades. Después bregó bien con el capote, intervino en quites y demostró que sabe de miuras. Porque a dos toros diferentes les dio su lidia.
Miura / Fundi, Vázquez, Uceda
Toros de Eduardo Miura, bien presentados en general, sospechosos de pitones, de juego desigual; 3º y 6º con casta. Fundi: estocada (oreja); estocada (dos orejas). Javier Vázquez: media desprendida, dos pinchazos y estocada (silencio); estocada atravesada caída (oreja). Uceda Leal: pinchazo, estocada atravesada, tres descabellos, media estocada tendida -aviso- y descabello (silencio); estocada desprendida (dos orejas). Plaza de San Sebastián de los Reyes, 31 de agosto. 7ª y última corrida de feria. Casi tres cuartos de entrada.
En el primero se fue centrando en series cortas por los dos pitones, a base de oficio y de pisar terrenos adecuados. Y una tanda de derechazos le salió templada. Y en el cuarto, el toro más, complicado del encierro, estuvo valiente. Toreo sobre los pies, aguantó arreones y no se dejó ganar el duelo, en última instancia a espadas. En una tarde en que el torero de Fuenlabrada fue una autoridad indiscutible. Miró el morrillo, echó la muleta a la pezuña contraria, se fue con fe detrás del acero y salió limpio por el costillar.
Javier Vázquez entendió bien a su primero, un castaño noble y de cierto son, y le construyó una faena justa y templada. No acertó a la hora de manejar la espada y le silenciaron su tarea torera. En el quinto estuvo mejor, era un manso que echaba la cara arriba, le dio entonces su distancia, hubo buen criterio y algún pase tuvo enjundia. Y como el toro dobló rápido, gracias a un espadazo eficiente, una oreja para las estadísticas.
A las manos de Uceda Leal llegó el lote más potable de la miurada, e hizo lo que pudo para venirse arriba y agradar. En el tercero dibujó una buena media en el quite por verónicas tras el primer puyazo.
La faena de muleta de Uceda. en ese su primero tuvo altibajos, y voluntad de estilo, es un diestro que torea con gusto. Y aunque trazó algún muletazo de interés, terminó por ahogar la embestida del morlaco, no le dió la distancia necesaria y se colocó un tanto a merced del toro. Después estuvo a la deriva en el momento de la verdad que llaman la suerte suprema.
El sexto fue el mejor toro de la tarde. Hizo un buena pelea en el caballo, donde metió los riñones, y sacó al picador y su montura hacia los medios, para llevarse un segundo puyazo, ya menor, en las cercanías de chiqueros.
Uceda Leal se dobló por bajo en los pases de tanteo, y toreó de forma irregular a su miura, que tenía un buen pitón derecho. Hubo gusto en la faena y la remató elegantemente a base de trincherazos y pases de la firma que el público le coreó con olés. Se empleó sobre ambos pitones, y fue por el pitón derecho, y cuando bajó la mano y tiró hacia atrás, que logró una serie honda que el respetable le agradeció.
Babelia
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