Las dos caras de Arafat

El ya tormentoso horizonte político de Israel se oscureció dramáticamente ayer. Israel respondió a los bombardeos con cohetes de Hezbolá en Galilea con el mayor ataque aéreo en Líbano en 16 meses, cortando la electricidad en Sidón y poniendo a prueba el acuerdo firmado en 1996, que finalizó la última ofensiva israelí sobre Líbano. En Gaza, fue Yasir Arafat quien aumentó la presión política, encarando a líderes de Hamás y la Yihad Islámica en una "reunión de unidad nacional". La diferencia entre estos dos incidentes es que, mientras Israel insiste en que sólo actuó bajo una provocación extrema y que su objetivo era devolver la paz a la frontera libanesa, la acción de Arafat quería dañar. Lo hubiera hecho en cualquier momento, pero tras los ataques suicidas del mercado de Jerusalén, el líder palestino ha estado bajo intensa y legítima presión para denunciar la actividad terrorista. La pregunta es por qué este maestro de la política ha elegido recordar los tiempos de la Intifada y declarar, ante tal audiencia, que "todas las opciones están abiertas". ( ... ) Una explicación podría ser que Yasir Arafat entiende que un acto público de desafío es lo necesario para su supervivencia política, porque el apoyo popular hacia él entre los palestinos ha. disminuido vertiginosamente; de hecho, esto es lo más necesario, ya que, en la práctica, no ve alternativas para afianzar la cooperación con Israel y Estados Unidos en cuestiones de defensa ( ... ).