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Tribuna:HOGUERAS DE AGOSTO
Tribuna
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Los eventos se precipitan

Formentera, del sueño 'beatnik' a la pesadilla psicodélicaLos guardaespaldas son para el verano

No quepo en mí de gozo. Aparte de que los baños de sol tienen la propiedad de escoltarme el bigote con unas sombras harto sombrías, se da la afortunada circunstancia de que, mientras esto escribo, el hombre del bigote por antonomasia se encuentra en Marivent almorzando, invitado por los Reyes. Y yo aquí, tan ricamente, en el Mas de Torrent -hermosa masía del siglo XVIII, convertida en - elegante hotel-, a donde ha venido y sigue viniendo -como lo prueba mi presencia- lo mejorcito del país. Pues bien, también el presidente Aznar ha parado por aquíen diversas ocasiones, casi siempre de incógnito, y yo ya he decidido consagrar el resto de mi estancia en el bello paraje a perseguir por entre los muros y salones el aura que podría haber dejado suelta. En algún momento descubriré cuál fue u habitación y atraparé sus fluidos. Presumo.En el bituin, me esfuerzo en visitar la zona para no perderme ni uno de los aconteceres que aquí se despliegan, a la chita callando. A la que te descuidas, te falta tiempo para cubrir el desafuero cultural del Empordá: en pocas horas coincidieron Georges Moustaki en Empuries, Alicia de Larrocha en Perelada y Ravi Shankar en Torroella de Montgrí, y a mí, que me pone frenética tener que escoger, se me ocurrió saltármelo todo y pasar un rato con el director de cine Ventura Pons y la actriz Rosa María Sardá, unidos en el rodaje de la última película del primero, un filme urbano y noctámbulo que se titula Carícies, basado en la obra de Sergi Belbel. Sardá y Pons aprovecharon un descanso en la filmación -que concluirá dentro de dos semanas- para descansar en Ventallós, y olvidar un poco los trajines del trabajo, en el que participan también Roger Comas, Sergi López, Jordi Dauder y Mercé Pons, que ya trabajó con Ventura (ningún parentesco, que se sepa) en su anterior, la maltratada por las distribuidoras pero interesantísima Actrius. Si tras la parrafada les queda aún energía, síganme. Si no, podré entenderles. Yo misma me encuentro al borde de una cobertura de ventrículo.

Mientras trisco por los Ampurdanes de arriba y de abajo, picoteando en conciertos y en masías, otros acontecimientos se producen en otros puntos -del planeta que alguna vez visité. Por ejemplo, en las montañas, del Líbano exactamente en el Chouf, do reina Walid Jumblat, señor druso en el que una vez puso una pica Carmen Llera-, ofrecieron un recital Montserrat Caballé y su hija Montserrat. Curiosamente,- en esta ocasión los periodistas que han hecho la reseña no se han referido al Líbano usando la tradicional coletilla de "este pequeño y martirizado país".

Por otra parte, en Formentera allí, hace más de 30 años, fumé mi primer canuto gracias al tutelaje de un hippy norteamericano que tejía artesanía inspirada por sus viajes en LSD estuvieron los Aznar/Botella, como invitados de Matutes, espero que lo hayan leído en los periódicos. Y me parece de un simbolismo total que semejante paraíso emblemático de lo iniciático de donde Gabriel Cafiellas saca la sal que le ha hecho ricohaya acabado albergando a la segunda familia nacional, en una experiencia auténticamente psicodélica que puede haber resultado excesiva para los aborígenes. Pero nada es lo que era, y debemos acostumbrarnos y hundirnos en el lodo, si es necesario, para ponemos a la altura de los tiempos.Lo que sí lamento es haberme perdido la oportunidad de descender varios peldaños de golpe, acostumbrándome por completo a lo irremediable al asistir y no pude: insisto el pasado domingo al partido que el Real Madrid jugó en Palma y en donde Ingrid Asensio, esposa de Fernando Sanz, y un montón de Asensios más, incluido el hombre que ama a Chantal, estuvieron en todo momento protegidos por cinco fornidos guardaespaldas. Si yo pudiera pagármelos, también tomaría el sol con guardaespaldas o, mejor, con Carles Moyá desnudito de la guisa en que sale en el anuncio del reloj Kirium. Como no puedo, me froto con Delial Protección Total, y a otra cosa.

(Nota: Faltan sólo 45 días para la boda de la infanta Cristina con Iñaki Urdangarín).

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