_
_
_
_
Reportaje:

La corte de los milagros de Borís

El libro de memorias del antiguo guardaespaldas del presidente ruso ofrece anécdotas sabrosas de la vida privada del líder y de su séquito

"Alexandr Vasílievich, despertó a Korzhakov Naína Iósifovna, la esposa del presidente: 'Borís Nikoláievich se levantó, por lo visto quería ir al baño... Pero se cayó, se orinó y yace sin moverse. ¿No le habrá dado un infarto?-. Así describe el exguardaespaldas de Yeltsin lo sucedido en el avión que el 30 de septiembre de 1994 llevaba al presidente ruso desde EE UU a Moscú vía Irlanda. Naína Yeltsina, desconcertada por lo ocurrido, fue a despertar a Korzhakov antes que a los médicos, lo que da una idea de cuán estrechas eran las relaciones entre el ex general y la familia del presidente.El libro de memorias de Alexandr Korzhakov Borís Yeltsin: del amanecer al ocaso seguramente desilusionará a quienes buscan revelaciones sensacionales sobre el líder ruso: no las encontrará por la sencilla razón de que su afición por el alcohol nunca ha sido un secreto para nadie. En cambio, cautivará a los kremnlinólogos y a los que buscan- detalles sabrosos y anécdotas sobre los personajes que rodean al presidente ruso.

Yeltsin aparece en las memorias de su guardaespaldas corno una persona un poco avara -no quería pagar a los que le construyeron su casa de campo, a pesar de que le pidieron el precio mínimo, y finalmente lo hizo a regañadientes-, a quien le gusta presumir, le encanta que le adulen y no soporta. que le critiquen. Cuando conduce se convierte en peligro público -confunde los pedales-, y también cuando le da por tocar una melodía con cucharas, ya que siempre golpea con ellas a quien se encuentre al alcance de su mano, aunque se trate de algún presidente, como sucedió con Askar Akáiev, el líder kirguizo.

Más que odio por Yeltsin, algunas páginas rezuman antipatía por el ex presidente soviético Mijaíl Gorbachov y, sobre todo, por su esposa, Raísa, que se inmiscuía en todo y se paseaba por el Kremlin señalando lo que había que reparar o cambiar. "En el despacho de su marido, por orden suya, el general Plejánov, jefe de la Seguridad del, presidente de la antigua URSS, debía mover, en presencia de sus subordinados, de un lado para otro pesadísimas lámparas de bronce [ ...] . Quizá por eso Plejánov traicionó a Mijaíl Serguéievich en Forós. Son pocos los que perdonan las humillaciones".

Ahora, en lugar de Raísa es Tatiana, la hija de Yeltsin, la que "manda en el Kremlin'.', constata Korzhakov. "Primero sólo cambiaban las toallas y el papel higiénico en sus apartamentos del Kremlin. Después exigió una cara vajilla para las recepciones que ella comenzó a organizar y finalmente pidió cocineros y camareros presidenciales. Y todo esto sucedió antes de que fuera nombrada asesora".

Borís Berezovski, el millonario empresario que hoy es número dos del Consejo de Seguridad, fue uno de los primeros que comprendió que la mejor manera de influir en Yeltsin era a través de Tatiana. Esto no le fue difícil, pues rápidamente comprendió que la hija del presidente "adora los regalos". "Y Berezovski le obsequió primero un Niva y después un Chevrolet".

Berezovski constantemente contaba las barbaridades que, según él, decía su principal rival -que, hoy es su aliado-, el jefe del grupo financiero Most, VIadímir Gusinksi, sobre Yeltsin. Todos estos cotilleos llegaban a oídos de Yeltsin a través de Tatiana. Por eso no es de extrañar que un buen día Yeltsin estallara en cólera y recriminara a Korzhakov, que no hiciera nada contra Gusinski.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

"Busque un pretexto, persígalo por todas partes, no le deje tranquilo. Créele una atmósfera tal que sienta que la tierra arde bajo sus pies", ordenó entonces a Korzhakov. Y éste cumplió: organizó aquella famosa persecución de fines de 1994 que terminó frente a la Casa Blanca rusa, cuando los hombres del general, hoy caído en desgracia, detuvieron a todos los guardaespaldas de Gusinksi, a quienes tuvieron durante horas inmovilizados en la nieve. Aquel episodio desencadenó las protestas de los banqueros y de la prensa, pero Berezovski consiguió su objetivo y Gusinski se refugió en Londres durante cinco meses.

Berezovski -que a pesar de tener como empresario una dudosa reputación fue introducido en el Kremlin por Valentín Yumáshev, el actual jefe de la Administración presidencial tenía dos temas de conversación infalibles. Uno era cómo deshacerse de Gusinski; del alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, y del asesor de éste, lósif Kobzón, que es también empresario y famosísimo cantante. El otro era "sus enciclopédicos conocimientos sobre la vida privada de cualquier persona famosa, ya fuera político, banquero o artista".

Korzhakov no sólo deja muy mal parados a muchos de los personajes que actualmente tienen influencia en el Kremlin, sino también a otros que hoy han pasado a segundo plano, pero que en su época desempeñaron un papel fundamental en la historia moderna de Rusia. Es el caso, por ejemplo, de Guennadi Búrbulis, que pudo haberse convertido en el candidato de Yeltsin para la vicepresidencia de Rusia.

Pero cuando Yeltsin todavía no había tomado la decisión definitiva, "el mismo Búrbulis echó a perder su carrera". Un día que estaba comiendo con los Yeltsin, "bebió más de la cuenta y en presencia de las mujeres de Naína y Tatiana-, durante el brindis, comenzó a soltar tacos", cosa que Yeltsin no soporta. Por si fuera poco, Búrbulis "se sintió mal debido al alcohol, se fue a un rincón de la habitación y allí mismo vació su estómago; después continuó su brindis como si nada".

"Nunca había visto yo nada semejante. Las mujeres se quedaron petrificadas y soportaron lo sucedido como una humillante, tortura. Y Búrbulis, que se las daba de sagaz psicólogo, no comprendió que en ese minuto firmó su sentencia definitiva señala Korzhakov.

Casi nadie se salva de los mordaces comentarios de Korzhakov: el primer ministro, Víktor Chernomirdin, es un hipócrita en el que no se puede confiar; Víktor Iliushin, quien durante años fue el principal asesor de Yeltsin, un adulador, un cobarde y un amante del lujo; Viacheslav Kóstikov, ex secretario de prensa de Yeltsin y ex embajador en el Vaticano, un débil homosexual que llenó la oficina de prensa del presidente "con representantes de las minorías sexuales". Y si sucediera "un milagro" y se publicara la lista, sólo de los soplones del KGB que el pueblo "puede reconocer por su cara, estallaría una crisis política". "A la pregunta de quiénes son nuestros líderes, quien nos gobierna, la respuesta sería inequívoca: agentes de los servicios secretos".

Ataque canino a un vecino ilustre

El edificio sito en el bulevar de Otoño, donde se encuentra el piso de los Yeltsin, fue construido especialmente por orden. del presidente y él mismo aprobó la lista de sus inquilinos. La idea de quien acabó con el comunismo en Rusia era, paradójicamente, vivir en una especie de comuna. Pero no hubo que esperar a que expulsaran del Kremlin a los generales Alexandr Korzhakov y Mijaíl Barsukov para que el idilio terminara. En realidad, éste nunca existió.Había por los menos dos habitantes del famoso edificio que se odiaban desde un comienzo: Lev Sujánov, asesor de Yeltsin, y Valentín Yumáshev, el actual jefe de la presidencia, quien, según Korzhakov, siempre anda desaliñado. Incluso su piso, donde reina el desorden, huele mal.

La causa de la enemistad de Sujánov y Yumáshev eran los pastores alemanes que tenían, que en cuanto se veían se lanzaban el uno contra el otro. En una de estas peleas, Sujánov le dio una feroz patada a Fil, el perro de Yumáshev. Craso error, como luego se vió.

Una tarde en que Sujánov regresaba de buen humor, vio que Ira, la esposa de Yumáshev, había sacado a pasear a Fil, y decidió acercársele y tratar de entablar buenas relaciones con el perro.

En el lugar más íntimo

"Bueno Fil, ¿cuándo vamos a hacemos amigos, cuando dejarás de pelear con mi Krass?", empezó a decir Sujánov, acariciando al perro. Este bajó las orejas, escuchó con paciencia el discurso conciliador y repentinamente mordió al estupefacto asesor presidencial entre las piernas, en el lugar más íntimo. Ira, con dificultad, logró hacer retroceder al perro, pero Fil se soltó y lo mordió de nuevo. El pobre Sujánov cayó al suelo y sus pantalones rápidamente se mancharon de sangre. La esposa de Yumáshev llevó corriendo a su perro a casa y después condujo en su coche a la víctima al Hospital Clínico Central, que se encuentra a dos minutos de nuestro edificio", escribe Korzhakov.

Aunque la operación que le hicieron a Sujánov fue todo un éxito, su furia no pasaba. Lo que más le indignaba era que Ira, camino del hospital, le dijo irónicamente. "¿Qué le preocupa tanto, Lev Yevguénievich? Sí usted ya no iba a tener hijos". Sujánov estuvo unas dos semanas hospitalizado y, cuando regresó a casa, comenzó a recoger firmas para una carta que había redactado contra Fil, con el fin de expulsar del edificio a los Yumáshev y a su perro. A propósito, Korzhakov tiene un pastor alemán, Berta, hermana de Fil.

Entre los otros políticos que 'viven en el edificio figuran el presidente del Gobierno, Víktor Chemomirdin, y el alcalde de Moscú, Yuri Luzkov; el ex primer ministro Yegor Gaidar; y los ex ministros Pável Grachov y Oleg Soskovets, a quien odia Chemomirdin.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_