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FERIA DE MÁLAGA

Sainete y dos toreros

Ortega Cano es un diestro experimentado, curtido y de valor probado. Dicho esto, me gustaría saber qué sombra se cruzó por su cabeza ayer tarde, de forma que la dejó nublada en día de sol radiante.El toro había salido tan pujante como suelen hacerlo hoy; el cartagenero instrumentó verónicas que fueron mejores por la izquierda, casi las mismas con las que recibió al cuarto. Cuando llegó el último tercio, tiró a abreviar, le quitó las moscas y lo mató por los bajos.

El cuarto, con pitones para corrida de rejones, se desparramó al salir de varas. El Jaro banderilleó en el sótano y se dividieron las opiniones cuando el diestro brindó al respetable.

Los 600 kilos de res pasaban unas veces y otras no. En unos momentos, el torero toreaba, en otros se iba para atrás o se encaraba con el público, parte del cual lo tomó a chufla.

Benitez / Ortega, Jiménez, Trujillo

Toros de Benítez Cubero; 5º, devuelto. Sobrero de Martín Lorca, excelente en la muleta.Ortega Cano: pinchazo hondo en el costillar (bronca); pinchazo, estocada atravesada y dos descabellos; dos avisos (bronca). Pepín Jiménez: estocada desprendida (saludos); dos pinchazos, estocada tendida, rueda de peones, tres descabellos; aviso (vuelta). Juan José Trujillo: estocada (oreja); tres pinchazos y dos descabellos (ovación). Plaza de la Malagueta. 18 de agosto. 5 a corrida de feria. Un cuarto de entrada.

Hubo sitio para todos en una ceremonia de confusión cuyo sentido no se podía desentrañar.

En mitad del fregado, antes de matar, sonó un aviso al que siguió un desplante de rodillas.

Pase a pase el torero continuó entre palmas de tangos y alguna de las otras. Menos mal que finalizó la verbena.

Plástica y precaución

Pepín Jiménez, en su primero, se debatió entre la plástica y la precaución. Triunfó la segunda. En el de Martín Lorca, corretón primero y pastueño después, vino la de cal. Derechazos y naturales con temple, barriendo el albero rematados por bajos.

Su peón de desconfianza le Jorobó el pasodoble al precisar de quince cachetazos previos al definitivo.

Juan José Trujillo sabía a lo que venía. No hay nada nuevo bajo el sol. Si se carga la suerte y el vestido se mancha de babas, el toro pasa.

Después, pueden venir errores de novel, pero cuando se intenta, se suele terminar consiguiéndolo. José Trujillo es un torero al que merece la pena tener en cuenta.

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