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LA MAESTRANZA

Hola y adiós

Antonio Lorca

Triana tomó la alternativa tras varios años en el desierto de la novillería, y Víctor Mendes se despidió de Sevilla en su 26 a actuación. Hola y adiós. Un comienzo y una despedida con es casa emoción. Los toros, que no conocían tales eventos, se encargaron de rociar sosería sobre los sentimientos, y todo quedó en casi nada. Valderrama fue el testigo de la ceremonia y compartió la mala clase de sus oponentes.Lo que son las cosas: un torero que viene con ganas, aunque él mismo demostró que tampoco era para tanto; otro que se va y quería hacerlo con toda dignidad, y un tercero que pretende asentarse y no le acompañan las circunstancias. Y los toros lo descompusieron casi todo; bien presentados y astifinos, pero blandos, sosos y descastados hasta la saciedad. Así las cosas, todo se desvaneció.

Guardiola / Mendes, Valderrama,

TrianaToros de Hermanos Guardiola Dominguez, bien presentados, flojos y sosos. Víctor Mendes: dos pinchazos y un descabello (ovación); dos pinchazos y un descabello (ovación). Domingo Valderrama: media tendida (ovación); pinchazo y estocada (vuelta). Domingo Triana, que tomó la alternativa: dos pinchazos (ovación); dos pinchazos (silencio). Plaza de la Maestranza, 15 de agosto. Menos de. media entrada.

Mendes, sin embargo no se fue de vacío. Sus toros no le ayudaron, ni el torero está tocado con la virtud del arte. Pero es un banderillero pletórico y artista. Resucitó un tercio devaluado por la torería andante con dos lecciones. Fueron seis pares de poder a poder, reunidos, ejecutados asomándose al balcón y saliendo airoso. Sobresalió el poderío, la técnica y la más pura ortodoxia, y llenó de sentida emoción el ruedo de la Maestranza.

Domingo Valderrama quiere seguir y no lo tiene fácil. Quizá lo han aburrido con tanto toro grande y malo, y se le nota. Su paso por Sevilla no ha sido exitoso y deberá pagar la factura. Sus toros no le ayudaron, pero el torero tampoco encontró el camino más adecuado; al menos, con la muleta. Con el capote, sin embargo, alcanzó cotas de extraordinaria calidad. Por verónicas recibió a su primero con sentimiento, las manos muy bajas y la planta quieta. Después, el animal se derrumbó y la faena quedó reducida a varios redondos y dos largos naturales. Volvió a capotear con buen estilo a su segundo, pero no lo entendió después. Le faltó reposo.

El toricantano tuvo delante un primer toro complicado que se colaba con descaro por el pitón derecho. El torero estuvo digno, pero le faltó la decisión suficiente para optar al triunfo a cambio, posiblemente, de una voltereta. Consiguió una primera tanda de derechazos profundos y auténticos y no hubo más. La embestida era incierta, y el torero prefirió abreviar. Una pena, porque el valor habría tenido una buena recompensa. El último era complicado y violento, y no acabó de cogerle el aire en ningún momento. De este modo, el comienzo de la carrera de Domingo Triana se torna incierto.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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