El intocable Narayanan exige combatir la pobreza y la corrupción que impiden el progreso de India
Medio siglo después, los hijos de la medianoche eligieron la hora mágica para conmemorar la libertad de su nación. A las 0.30 de hoy en Nueva Delhi (las 21.00 de ayer en Madrid), el primer presidente indio intocable, Kocheril Raman Narayanan, lanzó una llamada a acabar con la corrupción y la pobreza que atenazan el progreso del segundo país más poblado del planeta. La violencia que azota al vecino Pakistán -400 muertos en lo que va de año- tampoco faltó a la cita del 50º aniversario de la independencia: dos personas cayeron al abrir fuego la policía contra la multitud.
Narayanan, sin embargo, también destacó en alocución especial al Parlamento los logros de una India que ha sabido permanecer unida, en contra de los negros presagios de 1947, y avanzar, con sobresaltos, en la consolidación del sistema democrático y el crecimiento económico."Esta medianoche, cargada de recuerdos del pasado y pletórica de significados para el futuro, es un instante de oro en la historia de India y del mundo", subrayó el presidente antes de urgir a sus conciudadanos a despejar de obstáculos el camino hacia la prosperidad. "Aunque hemos alcanzado importantes éxitos, no hemos podido abolir la pobreza, la ignorancia y la enfermedad que aquejan a nuestro pueblo".
La expectativa de vida de los indios se ha duplicado desde la independencia, hasta llegar a un media de 61 años, y la llamada Revolución Verde logró un Estado autosuficiente para alimentar a sus 950 millones de habitantes. Esto no es aún bastante, a juicio de Narayanan: "Otros países han llegado más lejos que nosotros. Tenemos que movemos más rápidamente, aunque sin perturbar el complicado y delicado equilibrio de nuestra sociedad".
El presidente indio también expresó su lamento por la pérdida de los valores sociales heredados del fundador espiritual de la nación, Mahatma Gandhi: "El descarado oportunismo y la política devaluada han ocupado el lugar de los principios y el idealismo que fueron la guía de nuestra vida social y política". Narayanan también se refirió a la violencia, al maltrato de las mujeres y de las castas inferiores y a la corrupción "que corroen los cimientos" de la sociedad.
Tres horas antes de que comenzara la sesión parlamentaria, más de 15.000 personas recorrieron el centro Nueva Delhi en la que fue denominada Marcha de la Nación, encabezada por Combatientes de la Libertad (veteranos de la lucha contra las fuerzas coloniales británicas). Entre juegos de luces, y ataviados con vestidos tradicionales y ondeando banderas tricolores, los manifestantes marcharon y bailaron al son de bandas de música a través de una ciudad engalanada.
En medio de una atmósfera conmemorativa que reflejaba tanta euforia como especticimo, varios miles de niños obligados a trabajar desfilaron también ayer ante la sede del Parlamento para denunciar la explotación de 60 millones de menores de 14 años.
En Pakistán, mientras tanto, al menos dos personas murieron y otras 20 resultaron heridas al abrir fuego la policía contra el gentío, unas 20.000 personas, que festejaba en Karachi, la capital económica del país, el nacimiento del Estado islámico. El tiroteo se produjo ante el mausoleo de Mohamed Alí Jinnah, el fundador de Pakistán, poco después de que el primer ministro, Nawaz Sharif, y el presidente de la República, Faruk Legahri, hubiesen depositado una corona de flores en el monumento.
Entre fuegos artificiales y cánticos patrióticos, el primer ministro paquistaní había tendido antes la mano a India al proclamar que el diálogo recientemente iniciado entre Islamabad y Nueva Delhi -enfrentadas en tres guerras desde su independencia de Londres- estaba comenzando a dar sus frutos. "La carrera de armamentos que ha generado este conflicto [con India] sólo ha servido para malgastar miles de millones de dólares y para impedir la paz y la prosperidad de ambos pueblos". Pero el eco de los disparos de Karachi puso sordina a sus propósitos.
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