El desdén de Occidente
No sorprende que películas del Este que han conseguido premios en festivales tengan que pelear por conseguir compradores en Europa Occidental y Estados Unidos. Underground, de Emir Kusturica, una alegoría de tipo surrealista sobre la Yugoslavia de la posguerra, que en 1995 ganó la Palma de Oro en Cannes, fue ignorada por los distribuidores estadounidenses [aunque en Europa occidental desató, además de expectación, una dura polémica que enfrentó a virulentos detractores, como el filósofo francés Bemard-Henry Lévy, con apasionados defensores, como el escritor austriaco Peter Handke].
En Estados Unidos sólo Kolya, del checo Jan Sverak, ha sido un éxito importante pues sigue en cartel seis meses después de su estreno, ganó este año el Oscar a la mejor película en lengua extranjera y hasta ahora ha recaudado casi 13 millones de dólares (más de 2.000 millones de pesetas).
El Festival de Cine de Karlovy Vary, quese celebró el mes pasado, confía en cambiar las cosas. Durante toda la época comunista, esta localidad-balneario, la vieja CarIsbad, situada en la antigua región de los Sudetes de la República Checa, albergó un festival bienal de películas del bloque socialista que contaban con visto bueno estatal. También seleccionaba cuidadosamente películas occidentales. Ahora, el festival se ha renovado, tiene periodicidad anual e intenta convertirse en escaparate -y, sobre todo, en mercado- para las mejores películas del este de Europa. "Es muy importante abrir vías a este cine", afirma Eva Zaoralova, su directora. "En el pasado, los festivales de Cannes y Berlín buscaban películas en Rusia, Hungría o Polonia, pero ahora dicen que allí no se hace nada interesante, que hay crisis de inventiva. Y no es cierto. Pero, puesto que estos grandes festivales occidentales desdeñan al cine europeo oriental, podemos aprovechamos de ello y hacer nuestros propios descubrimientos".
Babelia
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