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Quién es quién

Antonio Elorza

Julio Anguita y el grapo Sánchez Casas están de acuerdo: el aislamiento de HB les parece el progromo o la persecución de los judíos. Sus saberes históricos le permiten incluso al primero ir más allá, evocando "acciones desgraciadas en la historia de España". Cualquiera puede entonces imaginarse que en los pueblos vascos tiene lugar una feroz persecución de pacíficos abertzales por quienes siguen la consigna de "¡A por ellos!" lanzada desde el Estado español.La realidad es bien diferente, como el episodio del pacifista agredido en Donostia nos ha venido a recordar y día a día explican sin quererlo la páginas de Egin. Una vez dada la vuelta a la tortilla, desde el día siguiente al asesinato, con la calificación de fascistas españoles para quienes se manifestaron y / o "criminalizan" a HB, quedaron sentadas las bases, de un lado para la identificación y castigo de quienes se manifestaron ante sus sedes, de otro para la caza y captura del enemigo principal, el que llaman entre comillas "pacifista". Ya se sabe: "Los asesinos llevan lazo azul". El joven agredido en las fiestas donostiarras ni siquiera lo llevaba, pero alguien de las txoznas le identificó por haberlo exhibido -aquí sí, como en la Alemania de los treinta al comunista o al judío- para a continuación agredirle en grupo. Luego, de acuerdo con el manual del perfecto facha, a negar lo ocurrido, tras una buena agresión a los ertzainas por "la provocación" (sic) de presentarse allí para buscar a los culpables. "Estamos investigando, quizá fue un intento de robo", comenta el responsable de las festivas txoznas.

Gracias al órgano de HB, sabemos que no fue un caso aislado. En una información claramente intimidatoria, el diario contabiliza unas cuarenta palizas y otras agresiones contra "pacifistas" en la segunda quincena de julio. Es como un trofeo, a cuyo engrandecimiento contribuye haciendo públicos siempre que puede nombres de participantes en las manifestaciones. Así que los perseguidos por el aislamiento gozan de buena salud e incluso acentúan sus métodos habituales para que la reacción frente al asesinato de Blanco no se repita.

¿Qué conclusión sacar? Ante todo, lo que explicó recientemente Mario Onaindía: del mismo modo que, un animal que anda, nada y chilla como un pato, suele ser un pato, quien desfila, escribe, golpea y mata como un fascista, suele ser un fascista. Fascismo diferente de otros fascismos que ha habido en la historia, pero fascismo. Es algo que conviene tener en cuenta, tanto al afrontar el tema de las reformas legales, como las soluciones posibles del problema.

En lo primero, resulta comprensible que al PCE-IU no le guste después del Primero de Mayo la prohibición de las contramanifestaciones. Frente a ello, cabe argumentar que la "contra" ha sido en la práctica un medio para coartar el derecho a la libre manifestación de los ciudadanos, tanto en Euskadi como en Madrid. Tampoco los encapuchados tienen mucho sentido en democracia, lo mismo que la apología del terrorismo (o lo que es más preciso, la exposición íntegra de sus planteamientos y la adhesión expresa a quienes lo practican). Para valorar la situación, tengamos en cuenta lo dicho antes sobre el fascismo: el estado de excepción lo pone ya la existencia hoy de un contrapoder violento en muchos lugares de Euskadi. Suprimirlo corresponde a la ley, respetando la Constitución.

Calificar adecuadamente la constelación ETA es asimismo necesario para buscar una salida al problema, integración o reeducación política de HB incluida. Frente a lo que opina Pérez Esquivel, el caso Blanco no fue "un error político" de ETA, sino la muestra más clara de su lógica de actuación. No estamos ante un movimiento de liberación romántico o del Tercer Mundo. De este modo, desconocer lo que es ETA, en términos políticos, les lleva a él, y a otros, a postular una negociación política bilateral, de poder a poder, ignorando que en Eukadi hay ya representantes e instituciones democráticas. Significativamente, esta postura se une a la consideración de las manifestaciones de julio como algo sólo emotivo, incluso fuente posible de errores, cuando el mensaje popular fue bien claro: deseo profundo de paz, sí a la democracia y a los vascos, pero firme rechazo a la imposición del terror. Un "¡No pasarán!" dirigido a ETA que vale la pena traducir políticamente. Y como oferta de paz.

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