Reflexiones
Uno de los artículos de estos días en donde el problema vasco es tratado de forma inteligente y sensata -como bien calificaba Máximo- es el titulado Material de reflexión. Su autor, Herrero de Miñón y se publicó en EL PAÍS. Pues bien, el tal artículo, ni en prensa (incluido el periódico donde se publicó) ni en tertulias, ha merecido comentario alguno. Ni siquiera para rebatirlo.Tal hecho debería extrañar. Pero lo que es a mí, me ha parecido totalmente normal. Y es que hace nada menos que tres años -el 13 de septiembre de 1994- el periodista y abogado Pedro de Silva, publicó en EL PAÍS otro de muy parecidas características, titulado Silencio plomizo, y sobre él, como si el título encerrara premonición, cayó la más sólida losa de silencio.
Y es que la experiencia me ha enseñado que en este buen país -sobre todo en la cuestión vasca- la inteligencia y la sensatez brillan por su ausencia. Aquí, el serio y delicado -y por supuesto nada fácil de resolver- problema vasco, lo venimos entendiendo como problema de terrorismo, olvidando que el terrorismo es la secuela del problema, pero no el problema en sí. Eso precisamente apuntaba en su día Máximo con su habitual acierto, y el silencio fue también la respuesta a su atinada observación.
Por todo ello, de no andar errados los que así opinamos, considerar que acorralar a HB y endurecer penas es la solución, es olvidar que ETA surgió con el franquismo, donde el tal acorralamiento era total, las palizas y las torturas andaban a la orden del día y estaba vigente la pena de muerte, vigente y funcionando. Si con eso surgió ETA, ¿será sensato esperar que con esas medidas que nunca podrán ser tan duras como en el franquismo, se acabará con ella?
Ojalá tengan razón los que así opinan. Me alegraría equivocarme.-
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