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La investigación no halla pruebas de una red comercial de pornografía infantil

El perfil de los detenidos del Raval descarta que sus prácticas fueran un negocio

No parece que el Raval de Barcelona haya sido un siniestro plató pornográfico. Ni que muchos de sus habitantes más jóvenes y malogrados hayan sido protagonistas de este negocio. No parece tampoco que los detenidos de Barcelona hubieran puesto en marcha una red comercial de pornografía infantil: no lo atestiguan las investigaciones realizadas sobre su nivel de vida o sobre sus relaciones mercantiles, ni tampoco el material que la policía les incautó. La nocion de "industria pornográfica" es un término muy holgado para definir lo que se conoce sobre las presuntas actividades de los detenidos. En realidad, las evidencias reunidas hasta ahora por el juez que instruye el caso permiten hablar sólidamente de prácticas pederastas y tal vez de algún intercambio a pequeña escala de material filmado.

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El juez Niubó dispone de un cierto número de ejemplos sobre las actividades desarrolladas por Xavier Tamarit, gran aficionado a la fotografía, en los últimos años. En esos ejemplos se combinan alegres secuencias sobre la vida en colonias -fue durante varios años educador en el Raval y tuvo muchos niños a su cargo-, series de retratos que muestran a niños y adolescentes de ambos sexos en actitudes narcisistas -muchas de esas actitudes se presentan al desnudo- y diversas pruebas filmadas de otra de las tenaces aficiones del educador: la organización de fiestas privadas que, según las posibilidades, el carácter e interés de los participantes -muchos de ellos niños y jóvenes que Tamarit frecuentó en un momento u otro de su larga e intensa dedicación al voluntariado social- derivaban hacia lo que suele conocerse con el nombre de orgías.

Violencia

Una parte del material incautado contiene escenas de violencia sexual -simuladas o no- en las que participan menores de edad. Pero los investigadores no han determinado aún con precisión cuál de ese material forma parte de las actividades pederastas de alguno de los detenidos. Se sabe, en cambio, con seguridad que en ese grupo de material hay vídeos producidos en el extranjero y fotografías obtenidas a partir de Internet. Y se conoce también la declaración de un adolescente del Raval que dijo haber reconocido, en una fotografía descrita por él con trazos de suma violencia, a una joven mujer del barrio.La mayor parte del conjunto del material incluido en uno u otro soporte gráfico pertenece a Xavier Tamarit y Jaume Lli. La estricta reserva impuesta por el juez a la investigación dificulta saber en qué medida los otros detenidos -Enric Mena, Francesc Salvador y Josefa Guijarro- habrían participado, y de qué manera, en estas actividades.

El examen de las propiedades, el nivel de renta y las relaciones mercantiles de los acusados no permite deducir que la supuesta industria pornográfica estuviera en funcionamiento. Los cuatro detenidos presentan una vida económicamente muy modesta -la mujer, Josefa Guijarro, rebasa la miseria por abajo- y no hay duda de que la comercialización de pornografía infantil -actividad de riesgo- suele aportar pingües beneficios a sus promotores.

Baste recordar que los mismos días en que Jaume Lli era detenido, el francés Bernard Alapetite, un presunto comerciante del ramo, entraba en la cárcel: lo habían detenido en un majestuoso balneario de la costa atlántica francesa, donde se reponía.

El carácter precario de las vidas de los detenidos han llevado a suponer, a algunos de los conocedores del caso, que Lli, Tamarit y los otros no serían más que pequeños y misérrimos camellos de una red tupida y dificílmente accesible, en su centro. Pero el juez no ha encontrado hasta ahora ningún indicio fiable sobre la presencia de opacos poderosos.

Declaraciones

Estas conclusiones las refuerza, por último, las declaraciones de los niños, adolescentes, educadores y miembros de diversas asociaciones del barrio que han desfilado ante el juez. Ninguna de esas declaraciones -que no todas, por cierto, se muestran inclementes con Tamarit- permite sustentar con fundamento, -según las fuentes consultadas por este periódico, la tesis de una comercialización del material pornográfico.El juez Niubó, que mantiene el secreto del sumario, sigue considerando que, también en este punto, el caso está abierto. En esta circunstancia, cabe inscribir su llamamiento a la colaboración ciudadana, realizada el viernes, poco después de tomar declaraciones a alguno de los presuntos implicados. Niubó solicitaba que cualquiera que pudiera aportar datos o fechas sobre las actividades pederastas se dirigiera al juzgado.

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