Jerusalén
Dos hombres se suicidan para matar y herir a una muchedumbre de inocentes: es una clara locura. Esta proposición está mal hecha, como todas las reducciones a la objetividad: los dos hombres eligen la vida eterna en el paraíso al castigar a quienes profanan su tierra con otra religión. Acierto algo más: crece, también, la sensación de locura. No basta: son pobres, sus familias tienen hambre, heridas y vergüenza; van hasta la muerte para que los ocupantes de su tierra, los que les humillan, no sigan asentándose en su ciudad. Parece una versión más favorable, pero no deja de ser insensata.Va a producir una reacción en el enemigo: dentro de unas horas, quizá mientras escribo, habrá otros hombres de uniforme que matarán más inocentes en donde puedan. El uniforme les libra de ser declarados locos o asesinos: aunque sus motivos sean iguales, y la venganza y el odio los hayan aprendido en una escuela especializada. Como los otros. No ser suicidas parece algo más razonable: pero puede ser más miserable. No tienen huríes en el futuro: pero defienden unos antepasados que hacían brotar agua o separaban en dos el mar Rojo. Vuelve a aparecer la alucinación. Da un poco de miedo vivir con personas así.
Aquí, en España, vivimos con personas así. He vivido toda mi vida con personas así. Viviré lo que me quede con personas así. Quizá sólo una misteriosa coincidencia de fechas, edades, geografía, historias, es lo único que ha podido ayudar a mi voluntad de no ser así yo mismo.
Pero se es así. Con la toga, la sotana, la boina. Con la mano puesta en el gatillo de terciopelo o seda de un ministerio, o en la pluma dispuesta a firmar. Con escritos, oraciones, proclamas, promesas; con la religión y el nacionalismo, los dos enemigos del hombre. 0 con el hambre que le obliga a uno a institucionalizarse.
(Jesuralén: allí confluyeron las tres grandes religiones monoteístas, implicadas unas en otras, odiándose unas a otras: dos mil años de guerras, persecuciones, suicidios, asesinatos por el monoteísmo. En las escuelas se enseña que fue un gran progreso de la humanidad. Fueron las religiones que se crearon para el monarca "por la gracia de Dios", el absoluto, el dictador, el tirano: el delegado en esta tierra del único).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.