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LEGANÉS

Leganés está de fiesta

Se inauguró por fin la primera plaza cubierta de Madrid y provincia. Amplia, funcional, cómoda, de cubierta mitad fija y mitad movible, que le da un aspecto un tanto futurista, al gusto de la más reñida modernidad. Asistió el presidente de la Comunidad, el señor Ruiz-Gallardón, y público, lugareños y afición aplaudieron con calor su entrada en escena, saludada por el himno nacional. Leganés está de fiesta.Cuando salió el primer toro, la media cúpula flotante seguía abriéndose, el espectáculo comenzaba.

La luz de la tarde iluminaba la arena del coso.

Sonaron los primeros olés en los primeros lances toreros, y la acústica sonora y compacta que la cúpula de la plaza procura, anunció que se iba a oír todo: aletear de abanicos, comentarios de vecinos y recomendaciones a voz alzada en cualquier punto. Y a la banda de música, generosa de miembros y de sonido. Se escuchaba de forma rotunda.

Hernández / Joselito, Ponce, Rivera

Toros de Domingo Hernández, los tres primeros anovillados y cómodos, los tres últimos mejor presentados, algún pitón sospechoso. Dieron juego irregular. Joselito: oreja y dos orejas. Enrique Ponce: oreja y oreja. Rivera Ordóñez: palmas y dos orejas. Los tres salieron a hombros.Plaza de Leganés, 31 de julio. Lleno.

Joselito tuvo una tarde buena con el capote, hubo majeza y facilidad. Y momentos brillantes, en especial en las verónicas de saludo a su segundo. En su primero se llevó una oreja muy generosa por una faena desigual, coronada de bajonazo. Sin embargo, en el cuarto sí estuvo torero y elegante.

Se le vio a gusto y centrado y construyó una faena de muleta en la que las series con la derecha tuvieron hondura y enjundia. El toro se paró pronto y se fue a chiqueros, y allí le enceló a base de muletazos de variada factura y arte por lo templado e incluso sentido.

Enrique Ponce estuvo fácil y suficiente en su primero, dominador y seguro, en series cortas de muleta que fueron aplaudidas. Y en el quinto, el toro de más presencia de la tarde, manso y reservón, le ganó la pelea con cabeza fría y las muñecas de las manos que exhibieron su poder. Mató muy bien a ese toro de una estocada por el hoyo de las agujas en el platillo de la plaza.

Rivera Ordóñez en su primero estuvo breve y hábil después de un achuchón cuando citaba con la muleta al natural. Sin embargo, aprovechó el mejor toro de la corrida, el sexto, que se venía de lejos y repetía la embestida.

Recibió al toro con una larga cambiada en el tercio y con buenos lances a la verónica a pies juntos.

Y en el tercio de muleta le ligó series templadas de redondos en una faena de muleta seguida por el público en general con olés cerrados.

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