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Los bomberos logran controlar un gigantesco incendio forestal en las puertas de Marsella

Enric González

El viento amainó y los bomberos lograron controlar, tras 48 horas de esfuerzo, el gigantesco incendio que se cernía sobre Marsella. Habían ardido 3.500 hectáreas, pero todos los frentes parecían anoche estabilizados. No se habían registrado víctimas y las zonas urbanas estaban fuera de peligro: era la hora de las felicitaciones. El primer ministro, Lionel Jospin, rindió homenaje al trabajo de los más de 2.000 bomberos, gendarmes y soldados que participaban en las tareas de extinción. Los jefes de la operación advirtieron, sin embargo, que el fuego podría reavivarse si rebrotara el viento.

El mistral sopló el sábado a una velocidad media de 100 kilómetros por hora, con puntas de hasta 140. Ayer, la velocidad nunca superó los 30 kilómetros, lo que permitió que la situación se invirtiera respecto a la víspera: los aviones pudieron volar y descargar agua, y los frentes del incendio dejaron de ser empujados por el viento. "La situación está casi totalmente controlada", declaró el prefecto de Provenza-Alpes-Costa Azul, Jean-Paul Proust. "No quedan más que algunos focos en zonas escarpadas", añadió, en una conferencia de prensa realizada en Allauch, uno de los suburbios marselleses que tuvieron que ser evacuados de madrugada.El coronel Philippe Nardin, responsable de las operaciones, estimó que el fuego no podría darse por extinguido hasta el próximo fin de semana. "Un nuevo vendaval podría reavivar los rescoldos", indicó. Nardinse felicitó porque, "tras dos jornadas difíciles", no se había registrado "ninguna víctima". Una docena de bomberos sufrieron quemaduras, pero anoche todos habían abandonado ya el hospital. Agregó que los núcleos urbanos del noreste de Marsella estaban demasiado cerca del bosque, lo que suponía un peligro permanente. "Si quieren arboleda, no deberían replantarla de pinos porque arden muy fácilmente", explicó el jefe de bomberos. El macizo de Garbalan, uno de los epicentros del siniestro, había ardido en 1975 y había sido repoblado de pinar.

La causa del incendio parecía ya clara. Varios camiones descargaron el viernes por la mañana residuos industriales muy calientes en un vertedero situado en Septèmes-les-Vallons. Tras la descarga, los residuos fueron cubiertos de tierra. Pero el fortísimo viento hizo volar la capa de tierra y esparció el material por los bosques de los alrededores, donde comenzaron las llamas. El viento siguió encargándose de propagar el incendio y de abrir nuevos focos (se contabilizaron hasta una veintena, aunque se cree que algunos fueron provocados por incendiarios), que se abrían camino por entre los montes de pinar y arbusto a una velocidad superior al kilómetro por hora.

El coronel Nardin comentó que la mayoría de los incendios forestales tenían al hombre como origen, de forma voluntaria o involuntaria, pero añadió que no era lo mismo "un error cometido por un niño que un error cometido por una empresa industrial". "Este caso ha sido muy grave", dijo. La Fiscalía de Marsella anunció la apertura de un sumario para esclarecer posibles responsabilidades.

Felicitación de Jospin

El primer ministro, Lionel Jospin, y el ministro del Interior, Jean-Pierre Chevènement, enviaron un mensaje de felicitación a los más de 2.000 bomberos que habían participado en las tareas de extinción. Jospin y Chevènement dijeron haber "seguido hora a hora el desarrollo de las operaciones y velado para que los medios suplementarios que se pedían fueran concedidos". Además de todos los bomberos de la región marsellesa, lucharon contra el fuego unidades enviadas desde Toulouse, Burdeos o París.Muchos de los bomberos permanecieron a pie de incendio casi ininterrumpidamente desde el viernes por la noche, con breves turnos para el descanso, y ayer se notaba el agotamiento. Nardin decidió reducir el ritmo de las operaciones y permitir una cierta relajación durante la tarde, pero anunció que se aprovecharía el frescor de la noche para lanzar un ataque definitivo contra los últimos focos.

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