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Apoyo izquierdista a la protesta de la policía en Río de Janeiro

"Los policías unidos jamás serán vencidos", fue la consigna de una insólita manifestación de agentes de la Policía Judicial de Río de Janeiro, que el miércoles ocuparon el centro de la ciudad, en una protesta, teñida por las banderas rojas del Movimiento de los Sin Tierra y de la izquierdista Central Única de Trabajadores (CUT). La huelga de ribetes trágicos, que paraliza a las, policías provinciales y preocupa al Gobierno brasileño ' no podía dejar de asumir características más bien humorísticas en la irreverente capital del carnaval. ¿Están privatizando alguna empresa estatal hoy?, preguntaba un desinformado yuppy, al ver llegar el enorme camión de sonido del sindicato bancario, que acudió en apoyo de sus habituales represores.

Un policía empuñaba un micrófono para atacar a los "representantes de la burguesía internacional" mientras el ex sindicalista y hoy diputado del Partido de los Trabajadores, Ciro García, circulaba con tranquilidad, con las manos en los bolsillos, en medio de sus habituales represores. Al verse cerca de un micrófono, se apresuró a declarar que "tenemos que unirnos todos contra el Gobierno, independientemente de que seamos bancarios, maestros o policías".

Mientras tanto, el jefe de policía de Río de Janeiro, el comisario Helio Luz, declarado de izquierda pero contrario a la huelga, organizó una gigantesca operación contra el narcotráfico en dos favelas (barrios de chabolas) para mostrar el apoyo con que cuenta entre sus subordinados. Luz había logrado reducir la tensión al prometer un aumento de sueldo a partir de 1998.

Pero si el conflicto policial mantuvo en Río las características alegres de metrópolis tropical, en otras ciudades brasileñas el conflicto continúa desarrollándose en forma cruenta. En Recife, la capital del Estado de Pernambuco, intervenida por tropas del Ejército, un soldado de 22 años murió tiroteado. A pesar de la intensa presencia del Ejército, la violencia es intensa en Recife, donde el miércoles se registraron numerosos homicidios, robos y asaltos.

En Alagoas, la huelga terminó merced a la promesa del Gobierno provincial de pagar en varias cuotas los salarios atrasados desde el año pasado. En el Estado central de Goiás, donde está él distrito federal de Brasilia, la policía renunció a la huelga cuando el Gobierno prometió un aumento de 120 dólares a los tenientes, capitanes y mayores y de 60 dólares a los comandantes y coroneles de la Policía Militarizada.

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