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Yeltsin rechaza la ley sobre religiones y la devuelve al Parlamento

Pilar Bonet

El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, rechazó ayer la polémica ley sobre religiones, aprobada recientemente por el Parlamento y la devolvió a las cámaras (la Duma Estatal y el Consejo de la Federación) para que modifiquen el texto que ha dado origen a amplias protestas internacionales, incluida la del papa Juan Pablo II.Según un comunicado del servicio de Prensa del presidente difundido ayer por la agencia ItarTass, Yeltsin rechazó la ley porque muchos de sus puntos "menoscaban los derechos y libertades, constitucionales de la persona y el ciudadano, crean una desigualdad entre diferentes confesiones y contradicen las obligaciones internacionales contraídas por Rusia".

La ley discriminaba a los grupos religiosos con menos de 50 años de actividad en Rusia y creaba una situación de privilegio para las llamadas confesiones tradicionales rusas, a saber la Iglesia Ortodoxa, el islam, el judaismo y el budismo. Además, el documento establecía prácticamente el monopolio de las organizaciones religiosas sobre la producción de los objetos de culto, una actividad que reporta importantes beneficios a la Iglesia Ortodoxa rusa.

Aprobado con una gran mayoría parlamentaria y prácticamente sin discusión, el texto rechazado negaba la personalidad jurídica a los nuevos grupos religiosos y les obligaba a esperar 15 años para legalizarse. Los católicos y los diferentes grupos protestantes que se han sentido afectados por la norma legislativa han ejercido gran presión sobre el líder ruso, y el Senado norteamericano votó a favor de la suspensión de la ayuda a Rusia si el texto entraba en vigor.

La defensa de Alejo II

Por su parte, el patriarca ortodoxo Alejo II ha defendido enconadamente la ley. La confesión ortodoxa cree tener derechos adquiridos al proteccionismo oficial frente a los representantes de otras confesiones que predican actualmente en Rusia. Alejo II ha llegado a decir que el proselitismo de las sectas y misioneros en Rusia es una "ampliación al Este comparable con la amplia ción de la OTAN".La postura del Ejecutivo ruso en los últimos días ha sido la de distanciarse de la polémica entre las distintas confesiones y señalar que no es cosa del Estado inmiscuirse en ella. Aparentemente, Yeltsin había considerado también la posibilidad de firmar la ley y mandarla al mismo tiempo al Tribunal Constitucional para que éste dictaminara si se transgredía la Ley Fundamental.

[El portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Valls, expresó anoche su satisfacción por la negativa de Yeltsin a firmar la ley sobre las religiones. "El president parece compartir las preocupaciones del Papa", añadió Navarro Valls en referencia a la carta enviada por el Pontífice en la que éste explicaba a Yeltsin que la ley era perjudicial para la libertad de conciencia.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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