Un gran simulador
En 1940, el Ejército francés sufre una de las mayores derrotas de su historia a manos del Ejército alemán. Durante los cuatro años que van desde 1940 a 1944, la etapa de la ocupación alemana de Francia, la práctica totalidad de la población colabora con el Gobierno nazi. Finalizada la II Guerra Mundial, se comienza a inventar la gran mentira de la resistencia.El gran interés de Un héroe muy discreto reside en ser una de las primeras películas de ficción sobre este tema tan espinoso para los franceses, pero también en estar construida con una gran habilidad y un Personal sentido del humor. Desarrolla con minuciosidad el nacimiento de una mentira pequeña dentro de otra mucho mayor para no sólo exponer ambas, sino gracias a la pequeña llegar a desenmascarar la mayor.
Un héroe muy discreto
Dirección: Jacques Audiard. Guión: Le Henry y Audiard. Francia, 1996. Intérpretes: Mathieu Kassovitz,Anouk Grinberg, Sandrine Kiberlain, Albert Dupontel, Nadie Barentin, Bernard Bloch. Madrid: Renoir Cuatro Caminos, Princesa.
En el confuso ambiente de París en los primeros momentos tras la guerra, un hombre tímido, dominado por su madre, decide inventarse un, pasado heroico en la resistencia como única forma de supervivencia. Sin grandes esfuerzos y ante su propio asombro, su mentira personal fructifica en el ambiente entusiasta de la mentira general tras la victoria y llega a tener un cargo de responsabilidad en e Ejército en la zona de ocupación francesa de Alemania.
Esta brillante película está escrita en colaboración y dirigida por Jacques Audiard, un ilustre desconocido entre nosotros, pero que goza de una merecida reputación en Francia. Hijo del prolífico guionista y también realizador Michel Audiard, a pesar de seguir un camino muy parecido al de su padre, su cine nada tiene que ver. Tras una etapa inicial como guionista, debuta como director con Regarde les homme tomber (1994), un interesante policiaco, y tiene un gran éxito con Un héroe muy discreto, su segunda película, ganadora de un premio a su guión en el Festival de Cannes de 1966.
Apoyado en una sólida estructura narrativa y utilizando con imaginación una amplia gama de estilos cinematográficos, Jacques Audiard emplea su personal humor para dibujar a un peculiar antihéroe dentro de un ambiente tan apoyado en la falsedad que cuando se descubre su mentira apenas produce asombro. Sus buenos resultados en gran parte también se deben al trabajo de Mathieu Kassovitz, otro nombre clave dentro del actual cine francés, pero también desconocido en España, que demuestra ser mejor actor que realizador.
Babelia
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