Ofidiario
La serpiente de verano (Offidius imaginarius) despierta con los primeros calores y asoma la cabeza por los resquicios de la realidad en las grietas del recalentado asfalto urbano. La serpiente más famosa de julio es la llamada serpiente multicolor del Tour, que se desenrosca en las carreteras francesas en este rnes. El monstruo del lago Ness, que fue la primigenia sierpe estival, anda de capa caída desde que los científicos decretaron oficialmente su inexistencia y arruinaron la magia de un mito, ya bastante deteriorado por algún que otro filme a lo Disney y que había transformado el presunto plesiosaurio en mascota doméstica.Para llevar la contraria a los científicos, en Madrid, hace dos o tres veranos si la memoria no me falla, brotaron en terrazas, cuartos de baño y otros ambientes domésticos decididamente hostiles a su desarrollo media docena de serpientes de diferentes tamaños y formas, obligando a los redactores de este cuadernillo a tomarse su propia medicina, a certificar la existencia de unos ofidios presuntamente creados por la calenturienta mente de los periodistas para aliviar la pertinaz sequía de elementos noticiables propia del verano.
Por supuesto había una explicación racional para cada uno de los casos, pero ninguna que diera razones plausibles de cómo se habían puesto de acuerdo las citadas sierpes para dar la cara en las mismas fechas. Esta vez no se trataba del famoso efecto de contagio que acompaña a ciertas noticias, pues es sabido que la lectura de periódicos no se cuenta entre las costumbres más extendidas de los reptiles, ni siquiera durante las vacaciones.
Desde aquellas fechas, el cronista, cuando llegan los primeros calores, aguza su vista y su olfato para detectar la aparición de posibles serpientes veraniegas con la esperanza de poder hacerle una entrevista exclusiva al legítimo monstruo de Leganés o al basilisco de la Casa de Campo. Para entrevistar a un basilisco es recomendable ponerse gafas de sol y no mirarle nunca directamente a los. ojos, pues entre las características de este animal fabuloso se encuentra la de matar con la mirada.
La primera serpiente detectada este verano ha sido la serpiente de Alcorcón, y no es ni basilisco ni especie venenosa, sino mansa y kilométrica sierpe formada por 75.000 opositores compitiendo por 756 empleos fijos en el nuevo hospital de Alcorcón. Los 33.000 primeros convocados engrosaron un colosal atasco, una serpiente multicolor de chapa, caucho y cristal que extendió sus anillos en el cinturón de la M-40 hasta asfixiar el tráfico rodado. Tras los ahogos de la carretera, los mansos opositores se sumaron a una nueva cola a la entrada del recinto, cola de serpiente que tardaría más de: una hora sobre el horario previsto en ponerse en marcha y darles entrada para que realizaran un test psicotécnico y de personalidad. A, esas alturas, los pacíficos examinandos bufaban como basiliscos y echaban fuego por las fauces. Sin duda, los resultados de un test realizado en esas circunstancias ofrecerán unos perfiles de notable irritabilidad y agresividad, algo que deberían tener en cuenta los psicólogos encargados de la valoración final.
Otro aspecto a valorar en esta serpiente de 75.000 anillos es el puramente económico. La cría de estos enormes ofidios en cualquier estación del año puede convertirse en una empresa rentable y creadora de empleo. Tomen nota: si conseguimos convocar a 100.000 opositores para cubrir 100 plazas (no importa de qué, basta con que sean más o menos fijas) y a cada uno de los candidatos le cobramos 5.000 pesetas por los derechos de examen, conseguiremos, una recaudación neta de 500 millories de pesetas. Con esos 500 milloñes de pesetas, apoyados por créditos exenciones y subvenciones, puede iniciarse tina empresa que provea las cien plazas prometidas en la convocatoria con sus correspondientes contratos fijos. Por supuesto, las primeras empresas creadas por este. sencillo sistema no encontrarían mejor campo para desarrollarse que el de la creación de otras tantas Fábricas de Oposiciones y Concursos (FOCO), cuyas siglas corro a registrar a la Oficina de Patentes y Marcas.
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