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Bruselas garantiza que los países que accedan al euro no perderán los Fondos de Cohesión

La Comisión Europea alcanzó ayer un compromiso sobre el futuro del Fondo de Cohesión. Los países que se integren en el euro -como parece que será el caso de España y Portugal- no perderán el derecho a recibir esas ayudas. A cambio, la Comisión propone que la situación se revise en el 2003, asigna una cantidad similar a la actual para el conjunto de ayudas estructura es 275.000 millones de ecus (45,6 billones de pesetas) de los que desvía 45.000 millones a los países de Europa del Este- y congela el techo de aportación de los Estados en el 1,27% del PIB, comunitario.

El acuerdo alcanzado ayer de modo informal, y del que informaron distintas fuentes comunitarias, debe ser ratificado en la reunión del próximo martes para que Bruselas presente el conjunto de la Agenda 2000 en el Parlamento Europeo al día siguiente.El acuerdo sobre el Fondo de Cohesión es una excelente noticia para España. Los comisarios de los países más ricos defendían la tesis de que los Estados que se integren en el euro perdieran el derecho a percibir ayudas de ese fondo. El cambio de posición de ayer, después de un largo y tenso debate, tuvo tres ejes.

Por un lado, la encarnizada defensa realizada por los comisarios españoles Marcelino, Oreja y Manuel Marín. En el centro, la decisiva intervención de la comisaria responsable de los fondos estructurales, la alemana Monika Wulf Mathies, que logró el compromiso al proponer una revisión del fondo en el año 2003 y no en el 2006.

Y como culminación decisiva, la sensibilidad mostrada ayer por el presidente de la Comisión, Jacques Santer, que estos días ha recibido enormes presiones de los países más pobres para que Bruselas no echara por la borda un mecanismo de reequilibrio territorial de gran importancia para reducir en estas economías el impacto de la austeridad del proceso de convergencia. Tuvieron como principal enemigo, una vez más, al rígido comisario francés Yves-Thibault de Silguy. En contraste, los italianos Mário Monti y Emma Bonino eludieron intervenir contra sus colegas del sur de Europa.

Pero no todo fueron flores para España. El compromiso sobre el Fondo de Cohesión no oculta que el conjunto del diseño económico propuesto por Bruselas significa un retroceso respecto al marco actual. A eso se añade que los países más defensores de la reducción- del gasto comunitario intentarán endurecer la propuesta 1 de la Comisíón en el Consejo de ministros, que tiene la última palabra.

Los comisarios proponen que las aportaciones de los Estados al presupuesto en el septenio 2000-2006 no supere el techo actual del 1,27% del PIB comunitario. Eso significa que la ampliación a los países de Europa del Este restará. fondos para los actuales socios. También aprobaron que los fondos estructurales sigan recibiendo el 0,46% del PIB, pero esa cifra deja de ser un objetivo y se transforma, en. un techo de gasto.

Los fondos estructurales estarán dotados con 275.000 millones de ecus (45,6 billones, de pe setas), pero de esta cantidad hay que deducir 20.000 millones de ecus para el Fondo de Cohesión y 45.000 millones más que se re servan para preparar la adhesión de los países del Este. Eso significa que la cifra real que le destina a los actuales socios para acciones estructurales es de 210.000 millones de ecus, o sea, apenas 10.000 millones más que en el septenio 1992-99 y, en consecuencia, bastante menos que en la actualidad en porcentaje sobre el PIB comunitario.

La Comisión defiende que entre estas limitaciones, el desfase entre la cifra real de aportación actual (el 1,17% del PI,B) y el techo del 1,27% y los ahorros por la reforma de la política agrícola común, los presupuestos comunitarios no exigirán más aportaciones de los socios para financiar la ampliación. Según los cálculos realizados ayer por los comisarios, la reforma agrícola generará un ahorro anual de 1.900 millones de ecus (315.000 millones de pesetas).

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