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FERIA DE SAN FERMÍN

Aparatosa cogida de Canales Rivera

El sexto toro, un condeso salpicao, comiabierto, cornicorto y astirromo, cogió de forma tremenda a Canales Rivera. La verdad es que lo cogió como para matarlo. Da grima decirlo, tan crudamente. Pero vale la expresión, siendo de alivio, pues cuando las asistencias y las cuadrillas recogieron presurosos al torero, que se había echado las manos al abdomen, y se encogía con gestos de dolor intenso, parecía que llevaba encima un cornadón.Y no era un cornadón, a Dios gracias. Sólo un porrazo en el escroto con evisceración de testículo, calificado menos grave.

¿Sólo? ¿En el escroto? ¿Un testículo al aire? A cualquier ser humano normalmente constituido le pegan un porrazo en ese delicado lugar -causa y efecto, flor y busilis del himeneo-, y no se levanta de la cama en un mes.

Corte / Tato, Tomás, Canales

Cinco toros de Conde de la Corte y 1º de María Olea, bien presentados, algunossospechosos de pitones, flojos, vanos descastados, escaso temperamento. El Tato: estocada corta baja (palmas y saluda); dos pinchazos -aviso con dos minutos de retraso- pinchazo perdiendo la muleta, otro hondo atravesado, rueda de peones y tres descabellos (silencio); pinchazo, otro hondo caído, un descabello, bajonazo descarado y nueve descabellos (silencio). José Tomás: pinchazo saliendo después atropellado, media trasera perdiendo la muleta, rueda de peones -aviso con retraso- y se echa el toro (silencio); cuatro pinchazos, estocada y rueda de peones que tira al toro (ovación y salida al tercio). Canales Rivera: bajonazo (silencio); cogido menos grave al muletear al 6º. Plaza de Pamplona, 7 de julio. 2ª corrida de San Fermín. Lleno.

Pero los toreros no son seres humanos normalmente constituidos. Los toreros de acendrada torería, acaso provengan de otro planeta, seguramente están hechos de distinta pasta. Un ser humano normalmente constituido, delante de un toro condeso, puede que saliera corriendo, quizá se iría de bareta. Un torero de acendrada torería, sin embargo, a lo mejor le echaba las rodillas a tierra y le ceñía recias suertes. Es lo que hizo Canales Rivera.

Numerosos lances de la tauromaquia, de rodillas y de pie, les pueden aplicar sin desdoro alguno los toreros de acendrada torería a los toros condesos -y a los de las restantes castas-, siempre que se acomoden al poder y al temperamento, a los pies y al sentido de los animales.

Un torero de acendrada torería sabe en cada momento cuál es la técnica lidiadora aplicable. Lo que no puede hacer nunca un torero de acendrada torería, en cambio, es pasarse la tarde cediéndole terreno al toro, recorriendo medio redondel con el único objeto de pegar unos vulgares derechazos.

Y en esto se aunaron los tres. Allí El Tato, monocorde y plúmbeo, siempre fuera cacho y medio tumbado en el momento de citar, ventajista al embarcar, huidizo al, rematar para librarse del toro y marcharse en busca de nuevos horizontes.El Tato siempre estaba empezando las tandas pues cada tanda se componía de un solo pase. Era el toreo del unipase. Un toreo sin hondura ni ligazón, sin emoción y sin belleza, espeso, feo e interminable. Vaya palizón que les dio El Tato al toro condeso y al personal.

Sus compañeros no se crea que le dejaron solo. Canales Rivera dio una vuelta completa al ruedo pegándole derechazos al tercer toro. José Tomás no se acopló nunca con el segundo, aborregado como casi toda la corrida.

El mismo camino emprendió José Tomás en su faena al quinto toro condeso cuando, sorpresivamente, se echó la muleta a la izquierda y lo enjaretó tres tandas de naturales como tres soles; tres tandas de naturales hondas y templadas, cada una de ellas cerrada con los pases de pecho enlazados a la suerte natural sin solución de continuidad. Lo que mal empezó acababa en faenón, y si no obtuvo un triunfo fue porque mató de manera horrorosa.

Un torero de acendrada torería se había hecho presente en el ruedo pamplonés. Y venía luego Canales Rivera a repetir el milagro. Y le echó las rodillas a tierra al sexto toro condeso, salpicao, corniabierto, astirromo y malauva.

Tres muletazos dio Canales, adelantando el pecho, ciñendo la embestida. Y en una de ésas el toro lo atrapó. Lo atrapó, lo zarandeó entre los pitones y lo estrelló contra las tablas. Lo pudo atravesar. Afortunadamente, sólo le sacó de sitio un testículo.

¿Sólo?

Los toreros de acendrada torería siempre han dicho que las cornadas no son desgracias: son condecoraciones. Y si es así, Canales Rivera llevaba la laureada.

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