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MÚSICOS SIN COMPLEJOS

La 'cosecha del 97'

Los nuevos cantautores revelan una gran variedad de estilos

Diego A. Manrique

"Das una patada a una piedra y salen 12 cantautores". El responsable de fichajes de una multinacional señala con exasperación una estantería repleta de cintas enviadas por candidatos a ser lanzados. Por su gusto, explica, él preferiría sacar techno o rock, pero el mercado impone sus reglas. La última historia de éxito de la música española ha sido Rosana, con más de un millón de copias de su primer disco. A mucha distancia, aunque con ventas respetables, se sitúan Pedro Guerra o Javier Álvarez. Detrás, batallones de cantantes-compositores que se expresan a golpes de guitarra de palo y sacan disco estos días.La querencia de la industria -¡y los medios!- por estar a la última ha supuesto para los cantautores 20 años de ostracismo. Tenían mala, malísima fama: eran los cantatristes, los panfletarios, los ingenuos soldados de choque desgastados en las escaramuzas de la predemocracia.Obligados a llevar tan incómoda etiqueta, los nuevos cantautores reaccionan ampliando la definición. Como Javier Álvarez, algunos gritan que "todo el que canta sus composiciones es un cantautor, se llame Prince o Sting". Ganas de marear la perdiz: el perfil del cantautor sólo tiene sentido si se completa con una actitud, que podríamos sintetizar como la voluntad de retratar la cotidianidad, generalmente con postura crítica o confesional, cuidando de que las letras no sean anegadas por los decibelios instrumentales. Musicalmente, imposible generalizar: todo vale. Mientras la primera quinta de cantautores estaba marcada por la chanson francesa, sus descendientes han oído mucha más música y lo utilizan sin complejos. Por ejemplo, la cantera canaria -que encabezan Rosana y Pedro Guerra- se deleita con la nueva trova cubana, la música brasileña o prodigios argentinos tipo Fito Páez. Así que no debe extrañar que el último isleño en ser lanzado, Alcides, se presente en Pirata (Mercury) arropado por arreglos caribeños. Alcides González es un tinerfeño de 24 años que llegó a Madrid a estudiar arte dramático, y considera que Juan Luis Guerra y Rubén Blades son tan cantautores como Silvio Rodríguez y Pablo Guerrero.

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El elemento poético

¿Un cantautor salsero? Naturalmente. Del mismo modo que el barcelonés Tino del Pozo revela en Hazme una señal (AZ) que escuchó mucho a The Police. Otros han descubierto las virtudes revitalizadoras de la rumba flamenca, como es el caso de Matías Ávalos: el éxito de Manicomio (El Hombre Tranquilo) es La cosa humana. Una rumbita, sí, pero Peret no se atrevería a cantar ese estribillo: "Mientras yo registro tu- vagina municipal, / oigo penas de la batidora / quedando la cosa humana homologada".

Que conste que entre la cosecha del 97 hay cantautores más ortodoxos. Ismael Serrano ofrece en Atrapados en el azul (Polydor) un ramillete de crónicas sentimentales junto con mensajes internacionalistas -México insurgente- y textos humorísticos: "Yo quiero ser muy promiscuo, -/ como el eximio escritor / y fiel votante del PP / Fernando Sánchez Dragó / que ha gozado de mujeres/ no de una, sino de un millón/ y cada una diferente/ que creo que es mucho mejor".

También abundan los trovadores arquetípicos en Cantautores: la nueva generación (Fonomusic), un muestrario de 16 grupos y solistas seleccionados entre Madrid y Sevilla. Valentín Ladrero, responsable del proyecto, está preparando un segundo volumen que dé cabida a autores gallegos y vascos, "son docenas los que se han animado a actuar en los últimos dos años, gente que antes se hubiera contentado con cantar ante sus amigos". Según Ladrero, no domina la ambición: "Saben que las multinacionales están interesadas, pero también han visto a compañeros despedidos al no vender lo suficiente". Y no quieren tomar atajos: "En el dúo Neghara está la hija de un personaje importante del fútbol español, pero ella oculta su verdadero apellido".

Tantos años de clandestinidad han cargado de sobriedad a los artesanos de la guitarra. Mejor no hacerse ilusiones: ellos comparten escenario con muchos de sus inspiradores, como Luis Pastor, Pablo Guerrero, Javier Bergia, Javier Ruibal... que deben buscarse la vida igual que los neófitos. El realismo de saberse marginales y marginalizados ha propiciado la creación de una mínima infraestructura de apoyo: desde la asociación Zeca hasta un breve boletín, Cantad, malditos, cantad.

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