"Con leer el "Egin" no he aprendido gran cosa"
Reflexionar y leer. Fueron al algunas de las armas utilizadas por Cosme Delclaux para soslayar el aburrimiento. Para hacer tiempo hasta se hojeaba el periódico Egín lo que, según Renobales, le ayudaba a estar "bastante bien informado, aunque de manera partidista. Los periódicos que llegaban a manos apenas estaban mutilados-alguna noticia de información general y varias necrológicas pero tenían un retraso de entre nueve y diez días. Cosme se convirtió en un lector a la fuerza prensa abertzale.Además devoraba 150 páginas al día. En total, unos 80 libros muchos de ellos usados por los secuestradores, algunos nuevo otros de la editorial Txalapa. Leyó uno sobre Pasionaria, o sobre el poeta Federico García Lorca. Sin embargo, no pudo leer El Quijote. Cuando los terroristas le dieron la obra más famosa de Miguel de Cervantes, al mes del secuestro, Cosme lo tuvo en sus manos sólo dos días. Al tercero lo abandonó, porque "no le servía de distracción".
Los secuestradores también suministraron un minimagnetófono y cuatro cintas. La música consiguió distraerle sólo tres días. La queja del abogado vizcaíno era que los terroristas no le cambiaban las cintas. Y la música pasó a mejor vida. Pese a todo, el concepto de Cosme sobre sus secuestradores no era malo, en lo que a profesión de terrorista se refiere. Eran unos profesionales. "Ellos sabían lo que hacían", llegó a decir ayer.
La vida en el zulo llegó a ser muy dura", dijo. Ni las convenciones sobre los cotilleos de prensa del corazón ni los sesudos libros sobre la situación en Euskadi le llenaban a Cosme Delclaux. Ante la imposibilidad de hacer ejercicio por el grado de humedad acumulada en el ambiente, Delclaux optó por reflexionar. Pensar en las buenas cosas que tiene vida y que él espera disfrutar nuevo cuando consiga enviar al museo de los horrores las imágenes y "Ias pesadillas" que se han agolpado en su mente duran esos 232 días.
Malos tragos
También hubo malos tragos. Sobre todo esas tres ocasiones las que sus captores le anunciaron que iba a ser liberado. En marzo, justo el mes en el que ETA remitió una carta con dos balas y fecha de ejecución Cosme, sus secuestradores anunciaron que en cinco semanas vería de nuevo la luz. A la quinta semana le dijeron que todavía tenían que transcurir otras cuatro semanas. A la cuarta semana se le acercó un activista y le dijo que aún tendría que aguantar otras seis."El nunca ha tenido seguridad de cuándo iban a ponerle en libertad", explicó Renobales. El cautiverio, sin embargo, se prolongó unas cuatro semanas más de lo previsto por la familia tras haber pagado 1.000 millones en abril y mayoAhora lo, que quiere es descansar. Es tiempo de relajarse. Disfrutar de la familia, de sus amigos y de su novia."Bastante tengo con aterrizar", dijo ayer.
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