El 'Guernica'
La gran virtud de algunos nacionalistas sobre quienes no lo somos es que terminan agotándonos. En las reclamaciones de competencias autonómicas, a gentes como yo le habrían sacado todo, y no por darles la razón, sino porque no dieran más la lata. A estas alturas, a muchos nos es ya completamente igual que se traslade el Guernica o que no se traslade. Nos da lo mismo que se desconche, se despinte o que se queden con el cuadro para siempre en el Guggenheim. Lo capital es que concluya este fastidioso guirigay. Todos los ilicitanos hemos tratado de que la Dama de Elche viajara a la ciudad con motivo de coincidir el centenario de su descubrimiento y el 2.000 aniversario de la ciudad. No nos hicieron ningún caso. Ni siquiera se opusieron basados en unos previos informes técnicos. Simplemente, a los responsables del museo les era más cómodo preservarse de riesgos y, políticamente, ni Zaplana ni el Gobierno, que acaso no tienen en aquel Ayuntamiento socialista nada que ganar, mostraron mucho interés. Ahora, con la llantina vasca se une el destino de la Dama al del Guernica, y alcanzado este pasteleo, también da igual que vaya la Dama o que se quede. Si para la escultura no se aplicaron criterios de razón es preferible que no viaje subordinada a la estrategia del tostón. El pataleo nacionalista, la fanática reclamación del Guernica, no tiene nada que ver con la Dama y la manera en que sería recibida en su lugar. Unir las reclamaciones es emparejarlas en oscurantismo y ofuscación. Lo que pudo ser, en ambos casos, una petición respetable, algunos nacionalistas la han convertido en reyerta; lo que habría de ser un asunto adulto se ha infectado de patología infantil; de niños mimados por el PP. Prefiero a mi pueblo conservando su dignidad, sin Dama, que subsumido en la violencia del símbolo o la sinrazón..
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