Música y silencio

El bailarín Joaquín Cortés es desde ayer un poco más polifacético; o como a éI le gusta decir, más "artista integral". Su primer disco, Gipsy Passion Band que ha sido producido por el cantaor Diego Carrasco y Jesús Bola, y en el que el bailarín toca los bongos árabes, hace coros y taconea- fue presentado simultáneamente en Madrid y el resto del mundo el jueves por la noche, tras un miniconcierto de media hora en el que Cortés tocó junto a los 16 músicos forman la banda y bailó una breve pieza sin quitarse la camisa. Lo hizo ante el delirio de sus incondicionales, entre un calor de espanto -el concierto se realizó en el establo de terneros del antiguo matadero de Arganzuela- y con los casi 100 periodistas acreditados -desde The Independent a Reforma de México pasando por cantidades ingentes de prensa rosa- en pie de guerra por los retrasos que sufrió la cita.La cita había sido aplazada hace 15 días porque el entorno del bailarín -su mánager, Pino Sagliocco, que lo fue de Queen, Julio Iglesias, Plácido Domingo y un largo etcétera de. artistas revienta-estadios- consideró que el numerazo Naomi caía demasiado cercano y no convenía mezclar las cosas: "Una cosa es la vida privada", dijo ayer el bailarín una decena de veces, y otra "la lucha de una persona que lleva currando muy duro 12 años en beneficio de la cultura española".

El problema fue que anteayer, el día previsto, la presentación se aplazó de nuevo, a media tarde, desde las 20.30 hasta las 22.30. Y de paso, se cambió el orden de la actuación y la rueda de prensa, con lo que ésta no empezó hasta las 23.30, ante el cabreo de plumillas, fotógrafos y cámaras. Cortés apareció ante los medios dispuesto a no soltar prenda sobre su presunta novia, y no se dejó amilanar ni un ápice por las protestas. "Si no os tranquilizáis y dejáis la violencia y el pesimismo, me levanto y me voy", dijo Cortés, sentado entre Sagliocco y un miembro de Emi, la multinacional que ha editado el compacto.

Tras las amenazas de un gorila al periodista más díscolo, empezaron los disparos de preguntas-bala. Cortés encajó todas con deportividad: ¿Qué sentido tiene que un bailarín haga un disco? "Yo es que no soy sólo un bailarín, sino un artista abierto, integral: coreógrafo, músico, director de compañía... Y cuando deje de bailar, en cinco años, me gustaría hacer cine y otras cosas". ¿Cree que el disco servirá para dar a conocer el flamenco en el mundo? "Estamos aquí haciendo eso, abriendo puertas a la cultura gitana, pero a mi manera, desde la fusión con todos los estilos, porque yo siento el flamenco así, he viajado y escuchado mucho y creo que la fusión nos universaliza". ¿Y no teme que tanta diversificación de productos le convierta en puro marketing? "Espero que eso no pase". ¿Y ya que viaja tanto, no le vendría bien aprender inglés? "[Mira al techo y suspira] No sé qué os pasa conmigo. ¿Por qué queréis dar una imagen equivocada de mí? Yo sólo lucho por mi carrera de una forma apasionada, sentimental. Jamás he hablado de mi vida privada y no lo voy a hacer ahora. ¿Algo más sobre el disco por ahí?". Y se fue a enseñarlo en Esta noche cruzamos el Missisipi.