La ventana económica de China
A partir del próximo 1 de julio China se hará cargo de Hong Kong y la colonia británica se convertirá en la primera región administrativa especial del gigante asiático.Con una renta per capita de 23.890 dólares en paridad de poder adquisitivo, la mayor de Asia, y una esperanza de vida al nacer superior a la de Suiza, los algo más de seis millones de habitantes de Hong Kong disfrutan de un alto nivel de vida. Su economía ha crecido a una tasa anual media del 6% en los últimos 15 años, evolución que figura entre las más dinámicas de Asia oriental. Su comercio exterior asciende a 432.000 millones de dólares y hace de Hong Kong la séptima potencia comercial del planeta. Dispone del primer puerto de contenedores y del tercer mayor aeropuerto (y del segundo en tráfico de mercancías, tras el de Narita-Tokio) del mundo, así como de un mercado financiero sólo superado en Asia por el de Japón.
Hong Kong es, igualmente,. el centro regional de operaciones para Asia oriental de las principales grandes empresas multinacionales, atraídas por una situación geográfica privilegiada y unas excelentes telecomunicaciones. Con 66.000 millones de dólares de reservas en divisas, Hong Kong es también una gran potencia financiera. En los últimos tres años, la economía de Hong Kong ha presentado un perfil bastante saneado: crecimiento medio del 5%, tasa de desempleo de apenas el 3% y ligero déficit comercial y por cuenta corriente. La inflación, sin embargo, ha rondado un preocupante 7,5%.La retrocesión de Hong Kong a China acabará con lo que Deng Xiaoping llamó el siglo y medio de humillaciones iniciado con el tratado desigual de Nanjing de 1842. Llegará así a su fin uno de los más clamorosos anacronismos del siglo XX. Con todo, la integración del moderno y vibrante capitalismo, de Hong Kong en la todavía atrasada China de la economía socialista de Mercado abre un buen número de interrogantes. El más debatido es el del efecto inmediato de la retrocesión. Carecen de base los escenarios pesimistas o incluso apocalípticos. Todo parece indicar que se producirá una transición sin traumas. El Gobierno chino es consciente de la importancia de Hong Kong para su país. En realidad, Pekín es el primer interesado en la estabilidad y pros peridad de Hong Kong.Desde el punto de vista político, Hong Kong ha sido y sigue siendo la principal ventana de China al mundo. Además, del éxito de la aplicación de la fórmula de un país, dos sistemas dependerá en gran medida el progreso hacia una eventual reuniicación con Taiwan, que los dirigentes chinos siguen considerando un objetivo prioritario. De hecho, para la imagen exterior y la credibilidad internacional de China será crucial una incorporación exitosa de Hong Kong a la República Popular. En lo que atañe a los aspectos económicos, Hong Kong no sólo es la locomotora del sur de China sino que ha sido (y seguirá siendo) un ingrediente esencial para el éxito de la reforma iniciada a finales de los años setenta. Hong Kong ha sido, es y seguramente seguirá siendo una importante puerta de salida para las exportaciones chinas, una vía privilegiada de entrada de capitales y mercancías y una fuente insoslayable de técnicas bancarias y de procedimientos comerciales internacionales, que tan importantes son para que la reforma económica china siga teniendo éxito en el siglo XXI.El interrogante principal reside, no en el corto plazo ni en las intenciones de Pekín, sino en si la nueva administración de Hong Kong será capaz de, corregir las tendencias adversas que se han registrado en la colonia desde el inicio de las reformas económicas en China a finales de los años setenta. Por una parte, Hong Kong ha recuperado la función, que perdió entre 1949 y 1978, de intermediación comercial (entrepôt) entre China y el resto del mundo. La proporción de reexportaciones (productos que sólo transitan el territorio) en las exportaciones totales ha pasado de una quinta parte en 1978 a más del 80% en la actualidad. Casi dos tercios de esas reexportaciones tienen como origen China.
Por otra parte, las empresas manufactureras de Hong Kong se han embarcado en un amplio proceso de relocalización hacia las provincias meridionales de China. Se estima que en la actualidad el 90% de la actividad industrial de las empresas de Hong Kong se realiza en China. Sólo en la provincia circundante de Guangdong hay más de cinco millones de personas trabajando para empresas de la colonia, cifra más de 10 veces superior a la población empleada en la actividad manufacturera.
Ambos fenómenos han producido, además de una prodigiosa integración económica entre la colonia y el sur de China, una aguda desindustrialización de Hong Kong. La proporción del sector industril ha descendido del 32% en 1980, al 18% en 1995 mientras que el sector servicios alcanzó en ese último año un impresionante 82%, la tasa más alta del mundo. Nada menosque una quinta: parte del PIB corresponde a las actividades bancarias y financieras. La pérdida de tejido manufacturero se ha visto favorecida, además, por la tradicional política industrial pasiva del Gobierno colonial británico.
La nueva, administración de Hong Kong ha manifestado ya su intención de tomar medidas para fortalecer la economía, entre otras razones porque tiene las manos atadas por Pekín en asuntos políticos.Los asesores de Tungh Chee HWa,el nuevo gobiernador ,han sugerido que Kong debería seguir los pasos de otras economías dinámicas & Asia, como Singapur o Corea del Sur, en lo que atañe a la política industrial. Reducir el exorbitante, coste del suelo ,una de las razones de la emigración empresarial, y mejorar el sistema educativo y de formación profesional, figuran también entre las prioridades inmediatas.
Intenciones loables, sin duda,pero cuyos efectos pueden verse diluidos a medio plazo. La mejora de los puertos del sur y este de China puede hacer perder. importancia relativa a Hong Kong como puerta de salida y entrada de su comercio exterior. No cabe descartar algún error involuntario en la gestión de una economía tan compleja como la de Hong Kong, aunque es de esperar que el Gobierno chino haga todo lo posible para evitar tal eventualidad. El posible contagio de la corrupción china al entorno empresarial y político de Hong Kong puede hacerle perder atractivo para los inversores extranjeros.Aunque Pekín ha desmentido categóricamente la posibilidad de recurrir a las reservas en divisas de Hong Kong, algunos analistas señalan que tal recurso podría producirse si se agravan las pérdidas de las empresas estatales chinas. Además, será necesaria, aunque difícil, una mayor coordinación de las políticas económicas con las provincias meridionales de China, con miras a hacer menos abrupta la fuerte integración regional que se avecina.
En suma, si se mantienen la estabilidad de la moneda,la política impositiva y el funcionamiento de los mercados tales (lo que parece probable si se aplica una ambiciosa política industrial activa (lo que sería deseable), Hong Kong, seguirá siendo, sin duda, un gran financiero internacional y podría recuperar su vigor industrial.
Su perfil quizá, se, incremente aún,más por la previsible de manda- de créditos para hacer frente, a los proyectos de infraestructura de Asia oriental, a la adquisición de viviendas y a las necesidades de las pujantes empresas chinas, así como por el desarrollo de los mercados de productos derivados, bonos y fondos de pensiones. Ni Singapur, que se dedicará al sureste asiático, ni Shanghai, que será el centro financiero nacional de China, pueden de momento ha cer sombra a Hong Kong.
La privilegiada situación geográfica, las excelentes infraestructuras (especialmente de telecomunicaciones)y una mano de obra cualificada son activos importantes, que seguramente permitirán a Hong Kong adentrarse con garantías de éxito en el siglo que viene.
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