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La tensión vuelve a Villaverde en una protesta contra la droga

La tensión por los problemas de inseguridad generados por la venta de droga volvió a palparse ayer en Villaverde, donde hace una semana la policía cargó contra una protesta de 5.000 vecinos que cortaron la avenida de Córdoba. Anoche 500 vecinos participaron en una manifestación que registró momentos de tensión cuando, en medio de una fuerte vigilancia policial, grupos de jóvenes intentaron acercarse a la M-40 y a las vías del tren. Los propios organizadores apaciguaron a los más exaltados.

La protesta la convocó la asociación de vecinos de Los Rosales, en Villaverde Bajo, para reclamar un centro de salud prometido desde hace años. Pero el lema principal de la manifestación no fue ése, sino el que este vecindario corea desde hace más de un lustro: el desmantelamiento del cercano poblado gitano de Torregrosa, un núcleo de venta de droga.La tensión no surgió hasta el final. Mientras el grueso de los vecinos permanecían concentrados en un parquecillo, un grupo de jóvenes se acercó por varios flancos hacia la zona de la M-40 accesible desde la carretera de San Martín de la Vega. Los antidisturbios vigilaban con los cascos puestos.

El momento más difícil se vivió cuando otro grupo salió corriendo hacia la estación de tren de Villaverde Bajo al grito de "¡Vamos a cortarla!". Al ver lo que podía avecinarse, varios organizadores, megáfono en mano, llamaron a la calma. La lluvia que comenzó a caer en ese momento colaboró en la tarea pacificadora.

Este barrio de Los Rosales encabezó en 1992 las movilizaciones para impedir el realojamiento de 80 familias gitanas de Los Focos (otro punto de venta de droga) en la carretera que va a San Martín de la Vega. Entre los organizadores de la protesta de ayer había algunos cabecillas de entonces.

"Villaverde está olvidado y aquí sólo nos traen la marginación", repiten con insistencia los vecinos. Veinte asociaciones de la zona, entre ellas la de Los Rosales, han creado una plataforma denominada Movimiento por la Dignidad del Sur para exigir a las instituciones no sólo la erradicación de los guetos marginales, sino también medidas de apoyo educativo y laboral a los jóvenes y de atención a los toxicómanos.

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