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El póquer de mentiroso

Mario Conde ha convertido su derecho a no confesarse culpable en juicio, garantizado por la Constitución, en una máquina de mentir.Hace unos días, a través de un comunicado, el ex banquero escribió: "Sigo ignorando hoy cómo contribuiría a mejorar mi situación procesal el hecho de que los papeles del Cesid demostraran que Serra tuvo inevitablemente que conocer y aprobar la estrategia de los GAL". Ahora ya no lo ignora. Pero incluso cuando admite que ha utilizado la información procedente del Cesid para montar su intento de chantaje al Gobierno de Felipe González, el responsable, a juzgar por su versión, resulta ser el coronel Perote. "Lo que busca Perote", dice, "es una solución política al caso GAL, eso es lo que plantea. No es utilizar o no utilizar información, sino que se le dé una solución política. Den ustedes una solución al caso GAL, que es lo que plantea, y den ustedes una solución al caso Banesto".

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No es que sus principales versiones no sean creíbles, es que no son verdad. Dice que el 25 de octubre de 1994 se nombra al juez Manuel García-Castellón, días antes de la querella criminal que abriría el caso Banesto. Es un truco: el juez fue adscrito al juzgado número 3 de la Audiencia Nacional el 20 de mayo de 1994. Lo que hizo la comisión permanente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) el 25 de octubre fue nombrarle después de un nuevo trámite. Cuando fue adscrito, en mayo, nadie podía saber que habría una querella contra Conde.

Afirma que la denuncia de su esposa contra Navalón "no dice expresamente por los delitos de tráfico de influencias y cohecho". La denuncia ante el juez Coronado dice: "En definitiva deberá investigarse no sólo la comisión de un delito de falso testimonio, sino también, a tenor de lo extensamente expuesto, los de prevaricación, cohecho y tráfico de influencias".

Conde comparte que el "asunto Argentia está causando mucho nerviosismo" a raíz de la nueva comisión rogatoria. No explica, entre otras cosas, porque no se le pregunta, cómo llegaron él y su esposa Lourdes Arroyo, firmante de la denuncia contra Navalón y Selva, al juez Coronado, habida cuenta de que se acusa al magistrado de haber sido presuntamente sobornado por el ex banquero.

Pero, quizá en la entrevista de su periódico favorito falte el diálogo más genial, por lo patético. Una pregunta de Conde al periodista de El Mundo:

" Oiga, ¿cómo es que usted me dice que yo utilicé el caso GAL para negociar con el Gobierno el caso Banesto? Si precisamente ustedes publicaron los documentos para ablandar o persuadir a ese mismo Gobierno a que doblara el espinazo. ¡Vaya cara tienen ustedes, hombre!"

Parafraseando a Pedro J. Ramírez, la ambición de Conde, su riqueza y sus papeles, constituyen "una ambición desmesurada que encajó muy bien con El Mundo y con su director".

EL PAÍS, que fue acusado por los remozadores de la imagen de Conde de ser portavoz del Gobierno al denunciar el chantaje de Conde y Perote, es ahora, según el ex banquero, quien "rompió la negociación". Bien.

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