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Clinton se propone dejar su huella en la historia con una nueva campaña antirracista

Bill Clinton dio ayer la señal de partida de una campaña nacional contra el racismo, que considera "la maldición constante de Estados Unidos". En un discurso pronunciado en la universidad de California, en San Diego, Clinton, que acaba de crear un consejo asesor multirracial, pidió una amplia movilización contra una de las pocas sombras graves que pesan sobre el presente y el futuro de Estados Unidos. Las relaciones raciales son en este país tan problemáticas como en los años sesenta, pero aún más complejas por el ascenso de los hispanos y los asiáticos."Si hay una cuestión en la que debería tener credibilidad, es ésta. Porque es parte de lo que soy y de lo que he hecho", declaró Clinton, que quiere dejar con esta campana una huella en la historia norteamericana. Clinton tiene un vivo recuerdo de lo ocurrido en Little Rock en 1957, cuando él tenía 11 años: el presidente Dwight Eisenhower cogió el toro por los cuernos y envió tropas federales a la capital de Arkansas para obligar a los centros universitarios a aceptar alumnos negros. Así comenzó a morir la segregación racial en los Estados del sur.

"No existe una receta mágica para eliminar el racismo, pero es hora de que hagamos algo para combatirlo", dice Sylvia Mathews, jefa de gabinete adjunta de la Casa Blanca. "Los norteamericanos", añade, "deben crecer respetando sus diferencias, pero como un solo pueblo".

Hace casi tres décadas, en 1969, el informe Kerner sentenció que el país estaba dividido "en dos sociedades, una blanca y otra negra, separadas y desiguales". Pues bien, aunque los progresos han sido notables en los últimos 30 años, esa conclusión sigue siendo válida.

Un estudio de Gallup difundido esta semana revela que los negros son mucho más pesimistas que los blancos sobre el estado de las relaciones entre las razas. El 70% de los comprendidos entre los 18 y los 34 años asegura haber sufrido discriminaciones en los últimos meses. De todas las instituciones públicas, la policía es considerada la más racista. De ahí que la mayoría crea que O. J. Simpson es inocente del asesinato de su esposa.

Los blancos, según ese sondeo, tiene una visión más rosa. Más del 70% cree que los negros son tratados de modo justo en materia de empleo, educación y vivienda, y tan sólo el 6% se considera a sí mismo racista.

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Injusticia con los indios

Sin haber resuelto la injusticia fundacional cometida con los indios y sin haber llenado el foso entre negros y blancos, Estados Unidos se encuentra ahora en una situación mucho más compleja que en los años sesenta debido al creciente peso de dos comunidades: los hispanos y los asiáticos. Los hispanos, unos 30millones, consideran que las campanas para declarar el inglés única lengua oficial o la aprobación de la nueva y, dura ley de inmigración, son medidas dirigidas contra ellos. Pese a que el racismo es políticamente incorrecto, los grupos étnicos y culturales norteamericanos viven cada cual en su propio gueto. Douglas Massey, profesor de la universidad de Pennsylvania, ha demostrado que los blancos empiezan a abandonar un barrio en cuanto éste comienza a ser habitado por un número significativo de negros o hispanos.

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