El Gobierno no se aventura a asegurar que desaparecerá la crispación
El Gobierno no puede aventurar si desaparecerá o no del mapa político la "crispación, gresca o bronca". Así lo manifestó ayer su portavoz, Miguel Ángel Rodríguez, al finalizar el Consejo de Ministros. Aseguró, eso sí, en que al Gobierno no le interesa "lo que se ha venido en llamar la crispación política". También insistió en salvar la figura del vicepresidente político del Gobierno, Francisco Alvarez Cascos, del que dijo que no era responsable de la tensión, que éste dio por enterrada tras el debate sobre el estado de la nación.
El Consejo de Ministros hizo ayer un análisis sobre el debate del estado de la nación que el portavoz del Gobierno resumió como "favorable". Apoyado en la buena acogida que han reflejado las encuestas sobre la intervención del presidente del Gobierno, el portavoz resumió, como primera conclusión, que el debate ha servido para mostrar que el Ejecutivo "ha hecho una gestión eficaz" en su poco más de año de mandato.El vicepresidente político del Gobierno, Francisco Alvarez Cascos, apuntaló esta conclusión, en unas declaraciones a la cadena COPE, al señalar que "incluso los grupos de oposición, y particularmente el PSOE, han tenido que reconocer que en áreas como la marcha de la economía o la creación de empleo las cosas van francamente bien".
El portavoz del Gobierno resaltó, como segunda conclusión del debate, el fortalecimiento de los pactos alcanzados con los nacionalistas. Basaba el análisis del Gobierno en las propias declaraciones de los portavoces nacionalistas, sobre todo, Joaquim Molins, de CiU, que garantizó el apoyo parlamentario a los Presupuestos de 1998. Este respaldo adquiría mayor relieve después del aviso del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, hace tan sólo unas semanas, cuando fijó tan sólo un año de garantía al apoyo al Ejecutivo tras los conflictos derivados de la ley del fútbol y el enfrentamiento entre el portavoz del Gobierno, y el presidente de Antena 3 TV, Antonio Asensio.
'Cosa del pasado'
Las propias votaciones de las resoluciones del debate sobre el estado de la nación ratificaron esta argumentación. Fueron presentadas y votadas ocho resoluciones conjuntamente entre el Gobierno y los tres partidos nacionalistas. Además, ocho resoluciones de CIU, cuatro del PNV y otras ocho de Coalición Canaria contaron con el apoyo del Ejecutivo.[El propio Jordi Pujol se refirió ayer a uno de estos acuerdos: al logrado, con la abstención del PP, para que el Gobierno dé a conocer periódicamente la balanza de ingresos y gastos fiscales de cada comunidad. Pujol manifestó que "Cataluña está harta de aparecer como explotadora y codiciosa cuando es la comunidad que aporta más al fondo de solidaridad", por lo que consideró positivo que se conozcan las cifras para "tapar la boca a un montón de gente que tienen el deporte de hablar mal de los catalanes". Convergència ha anunciado su intención de plantear un nuevo pacto fiscal. En relación con la financiación de la sanidad, Pujol aseguró que está convencido de que encontrará una buena solución.]
La tercera conclusión del Ejecutivo tras el debate es que que "la crispación es cosa del pasado". El portavoz abundó algo más en el asunto aunque de forma algo confusa. No hizo hincapié en la petición del presidente José María Aznar a los grupos políticos de que no contribuyeran a la crispación ni a su propuesta de participar él también en su reducción. Rodríguez dijo que no podía aventurar si desaparecería o no la tensión del mapa político.
Rodríguez afirmó que la responsabilidad de "lo que se ha venido en llamar crispación política no es del vicepresidente político del Gobierno", pese a sus declaraciones atribuyendo a Felipe González la responsabilidad política sobre los GAL o sus opiniones sobre los medios de comunicación. "El vicepresidente del Gobierno no pone la tensión sobre la mesa".
Dio a entender también que, a veces, se confunde interesadamente crispación con debate político. "Estarnos en política y en el debate político. El Gobierno defiende el interés general y quiere que se produzca correctamente este debate. Lo que no puede adivinarse es hasta dónde se puede llegar", manifestó.
Francisco Álvarez Cascos había manifestado poco antes que la crispación política es artificial y que, como tal, había quedado enterrada tras el debate. "Para los fabricantes de crispación artificial seguramente la crispación ha terminado con este debate", concluyó.
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