Trabajadora no aprovechable
Una embarazada ha necesitado cuatro sentencias para conservar su puesto de trabajo
Desde que Carmen Coso se quedó embarazada inició una lucha por conservar su puesto de trabajo jalonada con dos despidos, una querella y cuatro sentencias. La justicia se lo ha restituido al entender que el despido fue por discriminación de sexo. Ahora, la trabajadora -diplomada en turismo- lleva unos días reincorporada a la empresa, pero en peores condiciones profesionales.La abogada de Carmen lo tiene claro: la despidieron porque "ya no la podían pasear por los congresos de turismo". El abogado de la empresa es de otra opinión: "No era aprovechable era problemática y no rendía"
Carmen Coso contaba 24 años y estaba en el séptimo mes de gestación cuando perdió el empleo en la agencia de viajes Vincit. Tras el despido, en 1994, fue a una abogada a que le calculara el finiquito. Pero una frase de Coso disparó los acontecimientos: "Le cuento que un responsable, sin maldad, porque nos llevábamos bien, me dice en un aparte que él y yo ya sabíamos por qué me echaban: porque estaba embarazada. Pero que como me iban a arreglar el paro, qué bien para poder estar con mi hijo. Mi abogada, al oír esto, pasa de hacer cuentas y todo cambia", relata Carmen. La abogada Blanca Suárez inició entonces una "lucha de una mujer, soltera y embarazada., que intenta mantener lo único que quiere, su empleo", dice Suárez.
La empresa admite la improcedencia del despido y ofrece una indemnización. La empleada no la acepta y pone una demanda contra Vincit. Y ésta le responde por la vía penal: una querella por emitir cheques sin fondos. "La empresa, habitualmente, nos daba anticipos, que luego cobraba con un talón que habíamos firmado antes por esa cantidad con cargo a la nómina. Como el último mes no me pagaron, me encuentro con que no puedo hacer frente al anticipo". "No se le puede pedir a alguien que cumpla algo que tú estás impidiendo cumplir", zanja la abogada.
El letrado de Vincit, Arturo Rodríguez, piensa muy distinto: "Hay trabajadores que se aprovechan de una ley laboral muy benigna para ellos".
Una primera sentencia del Juzgado de lo Social número 12 de Madrid declara nulo el despido. La empresa readmite a Coso -que ya tiene un niño de meses- en una oficina que dista 15 kilómetros de Madrid, y el horario partido concedido por maternidad se convierte en un imposible. "Yo así no podía cumplir el horario de la lactancia, pero me contestaron que había autobuses muy majos para ir y venir. Eso fue lo que más me fastidió", afirma Coso. Ésta interpone una segunda demanda contra Vincit y el Tribunal Superior de Justicia de Madrid obliga a la empresa a readmitirla en su oficina de Madrid.
Vincit no asume la resolución y la vuelve a poner en la calle alegando, una vez más, que ha firmado talones sin fondos. "Antes de que pasara todo esto, yo no había tenido ningún problema con ellos, incluso me promocionaban, viajaba mucho, iba a congresos y a mí me gustaba lo que hacía. Ahora me acusan de chantajista y de problemática". La realidad, tozuda, se vuelve a reeditar. Otra demanda y otras dos sentencias a favor de Carmen.
Ahora lleva unos días en la oficina de Madrid de la empresa, que recientemente ha cambiado de dueños. Ya no está en el departamento de empresas, sino sellando folletos y llevándolos al almacén. "Me controlan, pero me ignoran". Y no le abonan los salarlos atrasados. El abogado de Vincit insiste: "Esta mujer siempre ha querido aprovecharse de la empresa". "No les ha entrado en la cabeza que el puesto de trabajo es mío", alega Coso. "Creen que estoy allí para chantajearles, pero lo que me deben lo ha dicho el juez y profesionalmente ya me han hecho mucho daño".
Abogada y cliente, ante la situación insostenible, ya no quieren más que un acuerdo digno. "Se ha admitido una cierta derrota", confiesa Suárez. "La lucha era mantener el puesto de trabajo en condiciones y ahora sólo queremos acabar con esto".
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