Tom Ford desfila contra el sida
Gucci organiza una gala a favor de los 6.000 enfermos que viven en Los Ángeles
Tom Ford, el diseñador tejano de 35 años, responsable de la dirección creativa de la firma italiana Gucci, fue el anfitrión de uno de los acontecimientos anuales de Los Ángeles: la gala benéfica a favor de APLA (Proyecto Sida de Los Ángeles) la pasada noche del jueves.La organización americana APLA es la segunda más importante para el apoyo a enfermos de sida, a quienes se dedica desde 1982 y que en Los Ángeles son ya 6.000 afectados. Sus programas incluyen: clínica dental gratis, transporte médico, ayuda legal, información sobre las nuevas opciones médicas, dispensa de comida y necesidades de la vida en general y consejeros para dar apoyo moral.
Tom Ford no dudó ni un segundo en aceptar el reto. Para él, las organizaciones benéficas a favor de esta enfermedad en EE UU no tienen rival en otros países, incluyendo Europa. El objetivo de la gala fue superar más de un millón de dólares en donaciones para seguir financiando la organización, que cuenta con un ejército de 2.000 voluntarios y un equipo de 250 personas. La asistencia de celebridades, sobre todo del cine de Hollywood -muchas adictas a la guccimanía que parece estar invadiendo el planeta-, logró dar más notoriedad y encanto al evento.
La firma Gucci corrió con los gastos de la gala en su totalidad (además de las contribuciones de muebles por parte de lkea, alcohol por parte de Seagrams o champaña por la firma Krug). En el pasado, otros diseñadores, como Calvin Klein, Gianni Versace, Isaac Mizrahi y Todd Oldham, fueron los invitados.
Gucci eligió el aeropuerto de Santa Mónica para montar el espectáculo, convirtiendo dos hangares privados (donde Tom Cruise y John Travolta aparcan sus aviones) en espacios arquitectónicos modernos a base de módulos geométricos blancos creando ambientes distintos y grandes cortinajes negros y moqueta gris. Primero fue el cóctel y la espera de las estrellas vestidas de Gucci, como Demi Moore, Geena Davis, Roxanna Arquette, Uma Thurman, Cindy Crawford, Ellen Barkin, Salma Hayek, Seal, Lyle Lovett, Tom Hanks y Jack Nicholson (con gafas de sol incorporadas, a pesar del cielo negro nocturno).
Faltó Madonna, codirectora honoraria, y Elizabeth Taylor, quien había donado 50.000 dólares por una mesa para sus invitados. Empresas vinculadas a la moda, como Giorgio Armani, Guess, Dolce & Gabbana, también donaron dinero para las mesas. Asistieron un total de 1.000 personas.
Después del desfile, que fue una réplica de la colección con vistas al otoño-invierno 1997-1998 presentado en Milán en marzo, salvo con la sustitución de las pieles de zorro en los miniabrigos por otros, pero en plumas (para no herir la sensibilidad de los californianos por los derechos de los animales).
El desfile, que resumía sexualidad y sensualidad, con los vestidos y faldas cortas y ajustadas, los hombros cuadrados y los tacones de aguja para sandalias y botas altas o los jerséis de punto transparente y el juego masculino-femenino hiperexy, logró que todos se pusieran en pie.Los modelos, unos 25 entre chicas y chicos, como Caroline Murphy, Chandra, Daniella y la española Esther Cañadas -recién llegada de Amsterdam para su primer desfileGucci- y los chicos Sasha y Charlie, prestaron sus servicios gratis, como también los maquilladores y peluqueros.
Después de la cena, unos bailarines tipo gogó ataviados de microtangas negros con el logo metálico de las dobles G en la parte trasera (ellos calzaron botines de cuero, y ellas, botas de tacón stiletto) animaron la fiesta-disco subidos en unas jaulas al aire libre de plexiglás y barras de acero. Hasta las dos de la madrugada seguía la juerga y todos contentos de haber conseguido reunir moda, cine y encanto para ayudar al prójimo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.