La amenaza de los partidos de crear tres comisiones de investigación acaba en el rechazo de todas

Las amenazas de forzar tres comisiones de investigación se han quedado en agua de borrajas. El Congreso rechazó ayer crear la comisión los GAL pedida por IU, PNV, Coalición Canaria y Grupo Mixto. Recazó también la solicitada por el PSOE sobre abusos del actual Gobierno en medios de comunicación y el PP retiró la que presentó en respuesta a la anterior sobre injerencias gubernamentales de 1982 a 1996. En esta "pantomima" -en palabras del diputado del PP Pablo Izquierdo- cuyo resultado estaba previsto, consumió la Cámara cinco horas de insultos, gritos e improperios.

Federico Trillo, presidente de la Cámara, habló al salir de "día triste". Pilar Rahola, del partido independentista catalán, describió el hemiciclo como "un corral que grita más que legisla". Luis Mardones acabó repudiando la crispación con un "ya está bien". Y Felipe Alcaraz, de IU, calificó la sesión como "provocativa, insultante" y "vodevil parlamentario".

El portavoz de CiU Joaquim Molins había pronosticado que lo único bueno de debatir tres proposiciones sobre comisiones de invstigación en una misma jornada era que 'toda la insensatez se concentraba en un solo día". No adivinaba hasta qué punto.

Por la mañana, el debate de la comisión GAL mantuvo un cierto decoro parlamentario. Rosa Aguilar, portavoz de IU, defendió su creación y arremetió contra PSOE y PP, de los que dijo que "cohabitan contra el esclarecimiento de la trama".

Iñaki Anasagasti (PNV) no atacó al PP pero pidió la comisión y anunció que si salía derrotada volverían a pedir la iniciativa. Begoña Lasagabaster (EA) también cargó contra el PP y Bernardo Bayona (PSOE) rechazó la comisión por entender que se trataba sólo de linchar a su partido.

Ignacio Gil Lázaro (PP) levantó la voz aún más que Bayona para lanzar duras acusaciones contra los socialistas y argumentar que "la inmediatez" de la actuación de los tribunales en este asunto llevaba a su grupo a abstenerse, aunque advirtiese expresamente que ese voto no significa "desentendimiento político de cuanto sucedió".

Lo más grave llegó por la tarde. Alfredo Pérez Rubalcaba (PSOE) subió a la tribuna para pedir una comisión de investigación sobre supuestos abusos de poder del actual Gobierno en los medios de comunicación. Repitió los argumentos de su grupo contra el secretario de Estado para la Comunicación, Miguel Angel Rodríguez, y aseguró que toda la actuación legislativa del Gobierno en este terreno iba contra grupos de comunicación concretos.

Le replicó el popular Jorge Trías Segnier diciéndole que todo estaba ya debatido y visto en el Congreso. La contrarréplica de Rubalcaba subió de tono cuando espetó a los populares que presentaban una "patología genética de intolerancia y autoritarismo". Para entonces, desde los escaños del PP habían llamado a Rubalcaba "pinocho" y "sinvergüenza", entre otras lindezas.

Las cosas se encresparon cuando el portavoz del Grupo Popular, Luis de Grandes, por alusiones, dijo a Rubalcaba que, efectivamente, el PP presentó su propuesta de comisión investigadora como "respuesta política a la desfachatez y a la indecencia del Grupo Socialista". El propio presidente del Congreso, Federico Trillo, consideró "vejatorio" el tono y a partir de ahí la tarde se disparó en constantes interrupciones y peticiones de palabra por alusión, todo aguijoneado de insultos desde los escaños.

Felipe Alcaraz (IU), que ayer quiso situar a su grupo en la equidistancia y la moderación, llegó a decir que habría que implantar el "control antidoping a partir de cierta hora" en la Cámara, al tiempo que anunció el deseo de su grupo de que se aprobasen ambas comisiones, aunque en caso de que la del PSOE, como estaba cantado, fuese derrotada, no apoyarían la iniciativa del PP.

No hizo falta. Pablo Izquierdo, en nombre del Grupo Popular, dedicó largos minutos a arremeter contra la historia política de Felipe González y del PSOE y a refrotarles la corrupción. Tras esta andanada, afirmó, impávido que los socialistas se dedican "a la bronca, al insulto, y a la difamación" y como sorprendente colofón, aunque ya previsto, anunció que "por decencia, por serenidad, por sentido del futuro y por tener sentido del ridículo" retiraban la petición de que se investigase la actuación de los gobiernos del PSOE en los medios de comunicación de 1982 a 1996.

Después de la retirada Jesús Caldera, en nombre del Grupo Socialista, explicó con amplitud que la pretensión de crear una comisión investigadora sobre actuaciones de gobiernos anteriores era radicalmente inconstitucional y, por supuesto, se despachó con epítetos como "represalia" y "chantaje" a su grupo por haber pretendido investigar al Gobierno.

La tarde acabó con improperios entre el diputado del PP Rafael Hernando, al que Rubalcaba había llamado "parlanchín infatigable", y el propio portavoz socialista, que no apeó su dedicatoria y exhibió para el Diario de Sesiones los insultos que a él le habían dirigido. "Manda huevos en lo que se ha convertido este Congreso", remató Alcaraz desde la tribuna.