Mujeres y jóvenes, atentos a los ansiados Cambios sociales
Amplios sectores de la sociedad iraní creen que el nuevo Gobierno eliminará parte de la rigidez islámicaLa frase clave de la campaña de Jatamí ha sido "imperio de la ley"
No va a ser Sodoma y Gomorra. Ni siquiera París o El Cairo. El paisaje de Teherán seguirá aún durante mucho tiempo dominado por siluetas negras y barbudos impenitentes. Por no decir del resto de Irán, donde los restaurantes no van a desmantelar de la noche a la mañana los apartados para familias que evitan el contacto de los comensales masculinos con la habitual clientela femenina.Las expectativas despertadas por Jatamí, con ser grandes, son bastante más limitadas. "A ver si nos deja sustituir el guardapolvo por un traje de chaqueta", comenta una periodista. "Nada va a cambiar", asegura Hamida, una joven profesional que acaba de conseguir su primer trabajo nada más salir de la universidad. "Mucha gente ha votado a Jatamí casi sin conocerle o sin saber su programa, sólo para que no ganara Nateq-Nuri", manifiesta dando muestras de que eso sí que hubiera sido preocupante. ¿Ni siquiera se relajará la exigencia del velo? "Eso ni nos lo planteamos. Ya estamos acostumbradas. Yo era muy pequeña cuando estalló la revolución y siempre lo he llevado", declara, aunque reconoce que a su madre le costó más "porque con el sha no lo llevaba".
"Carecemos de libertad en nuestro espacio, en nuestro comportamiento. No podemos hablar en la sociedad", explica un estudiante de la universidad de Asad, cuando se le pide que sea más específico sobre lo que espera de Jatamí. ¿Y el cine o los bailes? "Bueno, eso no está tan mal", afirma, "pero el sistema puede ser mejor y él puede hacerlo mejor". La realidad es que el régimen islámico ha creado una red de centros culturales en los barrios más modestos que satisfacen las necesidades de ocio de muchos de sus habitantes.
Aún así, muchos iraníes, mujeres y jóvenes sobre todo, viven en los confusos límites de la ley. Salen juntos sin saber en qué momento un agente del orden se les va a acercar a pedirles los papeles. Dejan escapar un mechón del pelo del pañuelo hasta que alguien les llama la atención. Ven vídeos occidentales a hurtadillas y toman miles de precauciones para celebrar una fiesta. Aún se comenta en Teherán el caso del adolescente que fue defenestrado desde un piso 21 después de que los guardianes del régimen tuvieran noticias de su celebración de cumpleaños.La frase clave durante la campaña de Jatamí ha sido "imperio de la ley" y eso significa que se conozcan y respeten las reglas del juego. ¿Dónde está escrito que no se pueda dar clase en la universidad si se llevan calcetines blancos? A una profesora de español le fue denegada la entrada en clase por ese motivo. En el caso de los jóvenes, significa que la policía no pueda entrar sin más en una casa simplemente porque se oye un tocadiscos dentro; que se acaben las razzias nocturnas contra un grupo de chavales en moto, o que terminen las agresiones periódicas contra las mujeres maquilladas.
"Voy a votar a Jatamí porque permitirá las mujeres cantantes", declaró a EL PAIS en vísperas de las elecciones un joven del norte de Teherán. Rezah. recordaba así una curiosa anécdota de cuando siendo ministro de Cultura y. Orientación Islámica el recién elegido presidente autorizó la celebración de un concierto con una voz femenina, algo que prohíben las interpretaciones más estrictas del islam. Las puertas del teatro sólo estuvieron abiertas a mujeres, pero aún así la decisión causó impronta.Pocos meses después los sectores más conservadores del régimen, mayoritarios en el Parlamento, e incluso las presiones del propio guía supremo, Alí Jamenei, lograron su retirada del ministerio. Ahora tendrá que ser más sibilino para sortear las eventuales trabas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.