Un museo de la ciencia para el 2000
Con una gran exposición sobre el hombre y su proyección, un nuevo Museo de la Ciencia de Barcelona abrirá sus puertas en la primavera del año 2000. Para entonces habrá cuadruplicado su superficie actual, alcanzando los 24.000 metros cuadrados de área expositiva, reordenado su entorno dotándolo de un gran espacio verde abierto al público e invertido cerca de 3.500 millones de pesetas en un conjunto arquitectónico y urbanístico de nueva creación.Lluís Monreal, director general de la Fundación La Caixa, de la cual depende el museo, explica que la nueva instalación se plantea con la voluntad de incorporar conceptos que "rompan moldes" con las formas tradicionales de explicar la ciencia a los ciudadanos,y de superar "los actuales niveles de saturación" por lo que respecta a visitantes, "estabilizados en 500.000 por año desde 1992". Según Monreal, este museo ya fue innovador en 1980, cuando fue inaugurado, al introducir el concepto de interactividad, y también en 1991, cuando empezaron a programarse exposiciones que incorporaban materia viva y planteamientos multidisciplinarios.
La nueva etapa pretende ser innovadora de nuevo, con un reordenamiento del material expositivo basado en cuatro propiedades de la materia: habrá un gran espacio para la materia inerte, que incorporará desde el Big Bang hasta los átomos; otro para la materia viva, que tratará de todas las formas vivas y las ciencias relacionadas; un tercero sobre materia inteligente, entendiendo inteligencia como "la asociación en el camino de lo complejo", y un cuarto para la materia civilizada, que es la que da lugar a "la cultura, el urbanismo o la tecnología". Esta clasificación, que se basará siempre en objetos reales y auténticos, "rompe con la tradicional forma de exponer y explicar las. ciencias", basada en el academicismo francés, según explica Monreal.
El nuevo concepto museográfico va a tener cabida en una edificación de nueva planta firmada por los arquitectos Esteve y Robert Terradas. Parte del edificio, de dos plantas, dispondrá de techos transparentes que permitirán a los transeúntes del Parque de la Ciencia (nombre que recibirá la gran zona verde adyacente) ver lo que ocurre en el interior del museo. Además del área expositiva, el edificio dará cabida a tres auditorios, dos ecosistemas (uno amazónico y otro mediterráneo), talleres y aulas. El edificio actual, de interés históricoartístico, albergará servicios para el visitante y de administración.
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