El partido de Mandela admite que practicó torturas y cometió atentados
El Congreso Nacional Africano (ANC), el partido del presidente Nelson Mandela, ha admitido que recurrió a la tortura, a las ejecuciones sumarias, a los atentados con bomba y a la siembra de minas en su lucha contra el apartheid. Destacados miembros del ANC han reconocido que podían haber hecho más para acabar con la horrenda práctica en los guetos negros de hacer arder la cubierta de un coche en tomo al cuerpo de sospechosos de cooperar con las fuerzas de seguridad surafricanas.El reconocimento de estas actividades ante la Comisión por la Verdad y la Reconciliación que preside el arzobispo Desmond Tutu supone un gran paso adelante con vistas a hacer también responsables de sus atrocidades a los ganadores de la lucha contra el régimen racista surafricano.
Miembros del ANC se han resistido a comparecer ante esta comisión por considerar que sus acciones eran producto de una guerra justa, pero justo antes de que el sábado cumpliera el plazo para presentar solicitudes de amnistía, 300 miembros del ANC -incluida la mayoría del Gobierno y el propio vicepresidente, Thabo Mbeki, elegido para suceder a Mandela cuando abandone la jefatura del Estado- presentaron sus testimonios.
El ANC ha entregado 139 páginas con testimonios que darán lugar a interrogatorios, en las que da detalles de muertes en sus bases de Angola, del uso de minas en zonas fronterizas de Suráfrica y de la ejecución de 15 miembros del partido acusados de espiar o amotinarse. El ANC adelantó también que va a asumir la responsabilidad de 500 atentados por bomba en 11 años, y quizá otros 95 más, aunque no está seguro de ellos.
El ahora partido gubemamental dice que su antiguo presidente, Oliver Tambo, autorizó personalmente en 1983 un ataque con coche bomba contra la sede de la fuerza aérea en Pretoria que costó 19 vidas. Sobre el uso de minas, el ANC declara que sólo empleó minas que estallaban al paso de vehículos pesados y únicamente en carreteras patrulladas por el Ejército, aunque a veces estallaban al paso de un tractor o un camión con obreros agrícolas.
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