¿Quién paga la Universidad?

Los tiempos han cambiado desde que la más antigua de las universidades españolas, la de Salamanca, prestó a la, Corona dinero de sus arcas. Fue hace 400 años. A finales del siglo pasado, si esta misma Universidad no llegó a desaparecer fue porque la Diputación y el Ayuntamiento de la ciudad cargaron con el coste de las facultades de Medicina y Ciencias.Ahora, al borde del siglo XXI, los problemas financieros de la Universidad obligan a encontrar un modelo que permita superar el estancamiento de las aportaciones públicas, ajustar fórmulas para las matrículas de los alumnos, habilitar mayores ayudas individuales a los estudiantes e incrementar la aportación de recursos externos. Todo ello, a pesar de la heterogeneidad de los 17 subsistemas autonómicos.

En el seminario sobre La financiación del sistema universitario, celebrado la semana pasada en Salamanca, rectores, vicerrectores, gerentes y expertos han coincidido en reclamar un incremento de la financiación pública mediante un acuerdo entre el Estado y las comunidades. Un plan de financiación adecuaría la Universidad a las demandas sociales y productivas, aumentaría la financiación privada y las dotaciones para becas, e incentivaría la calidad con mecanismos competitivos e incentivadores.

Con independencia de la garantía de la aportación pública, la Universidad debe reforzar la captación de recursos mediante mecanismos imaginativos, según una de las conclusiones del encuentro de Salamanca. Entre los aspectos tratados en el seminario destacan los siguientes:Autonomía. La Universidad será más autónoma si diversifica "los agentes que financien el presupuesto" y "será poco autónoma mientras dependa fundamentalmente de una Administración que la financie", según Jaume Pagès, rector de la Politécnica de Cataluña, quien recalcó que el dinero público es imprescindible para garantizar la igualdad de oportunidades. Para Ignacio Berdugo, rector de Salamanca, "el valor real de la autonomía" se basa en razones de eficacia económica, académica y social, pero "el actual sistema no abona la eficacia económica y resta eficacia social a la institución".Liderazgo del Estado. Julio Fermoso, ex rector de Salamanca, planteó que se deben captar nuevos recursos, "no porque el Estado no tenga capacidad, sino porque, en el desarrollo de su autonomía, la Universidad puede ofrecer servicios diferentes a los tradicionales". En su opinión, al Estado le corresponde un pilotaje estratégico" siempre que esté basado en el principio de no injerencia.Recursos externos. "No es fácil para la Universidad española el incremento de los recursos propios a través de prestación de servicios o captación de recursos", dijo Saturnino de la Plaza, rector de la Politécnica de Madrid. La media de recursos propios es ahora del 23,9%, frente al 76,1% de subvenciones públicas, según un estudio del gerente de la Universidad de Jaén, Juan Hernández Armenteros.

¿Quién debe financiar?, se preguntó Ginés Mora, del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, que ha generado el denominado "modelo valenciano", consistente en un sistema mixto de aportaciones considerado como referencia destacada. "Por justicia, debe pagar quien se beneficie del. servicio", es decir, quienes adquieren la educación superior, pero también "las empresas que utilizan a esos universitarios", beneficiarios que ahora sólo aportan en torno al 15%, por lo que deben aumentarse "sustancialmente" las aportaciones de ambos, según Mora.Clientelismo. En la Universidad española se ha aplicado "un método de financiación poco transparente, más bien de amiguismo y Armenteros", lo que ha motivado que no se cuente con un sistema basado en la equidad y la eficacia, según se deduce del estudio dirigido por Hernández Armenteros. Este proclamó que no se pueden seguir aportando recursos sin evaluar lo que se hace con ellos, lo que requiere primar a quienes gestionan adecuadamente y penalizar a quien derroche.

Según el autor del estudio, es necesario corregir la variable alumno-matrícula como unidad del modelo financiero e incorporar la del crédito asignatura-alumno [un crédito equivale a 10 horas lectivas] y la del número de profesores a tiempo completo.