Tete Montoliu afirma que sigue reyendo en la "improvisación pura"
El pianista de jazz actúa hoy en Valencia, y mañana, en Madrid
No hay otro modo de explicarlo: para que en un país de tan escasa tradición jazzista como España surja un músico de la calidad de Vicens Montoliu i Massana, Tete para los amigos, es necesario que se produzca poco menos que una conjunción planetaria. A sus flamantes 64 años, el pianista catalán todavía mitiga su colosal hambre de jazz tocando en solitario o junto a algunos de los músicos más importantes de la escena mundial. Tete Montoliu tiene previsto actuar hoy en Valencia, y mañana, en Madrid.
Montoliu siempre toca alentado por ese entusiasmo endémico que sabe contagiar a la audiencia más displicente. Ahora, recién premiado por la SGAE, regresa para tocar en dúo con el portentoso contrabajista Niels-Henning Orsted Pedersen en memoria del periodista y poeta danés Ebbe Traberg, fallecido el pasado año. Se les podrá escuchar en Valencia (hoy, día 13, en el Fan Club) y Madrid (mañana, día 14, en el Centro Cultural de la Villa).Hace años que Tete figura en la terna de aspirantes a mejor pianista europeo de todos los tiempos, pero incluso ese honor parece quedarle estrecho, toda vez que también puede presumir de tener discípulos y prósperos clubes de fans repartidos por todo el mundo. A pesar de ello, piensa que ahora tocaría mejor si hubiera practicado más en su etapa formativa.
"Creo que me resultó demasiado fácil. El jazz era para mí una forma de expresión tan natural que no tuve que esforzarme para aprenderlo", recuerda el músico, "a veces, cuando tocaba en casa, hacía creer que trabajaba con los clásicos, pero en realidad me lo inventaba todo. Hice la carrera de piano en el Conservatorio de Barcelona y llegaba a emocionarme con Bach, pero nunca he vibrado con la música clásica tanto como con el jazz".
La relación de Tete Montoliu con la música que interpreta es tan idílica que todavía hoy es reacio a considerarse un profesional al uso. "Esa palabra tiene connotaciones desagradables", afirma, "implica que tienes que hacer cosas por narices y yo siempre me divierto tocando lo que me gusta. Ya fui bastante profesional cuando tuve que interpretar cha-cha-chás y valses franceses por obligación". Ahora, el pianista prefiere fijarse ambiciosos objetivos con total naturalidad.
"Para mí, ser creativo consiste, simplemente, en hacer algo con propiedad", continúa el artista, "a veces, mientras toco, juego a salirme de mi propio cuerpo, a escucharme desde fuera, y cuando ese otro pianista, que resulta que soy yo, ha hecho cosas que me gustan considero que he dado un buen concierto. Sigo creyendo que la improvisación pura es posible; aunque a veces se caiga en ciertos vicios y se deslicen algunos clichés, siempre es inconsciente". Entre los últimos discos editados de Tete destaca un extraordinario recital en solitario grabado en 1988 en el antiguo Teatro Real de Madrid.Auditorio y Teatro Real
El músico no disimula su satisfacción por el resultado, pero confiesa que no le interesaría particularmente regresar tras la inacabable reforma. "Prefiero la sala grande del Auditorio Nacional. Tiene la mejor acústica del mundo; y además", bromea, "la palabra Real me recuerda irremediablemente al Real Madrid". A pesar del buen resultado obtenido por el Barca el pasado sábado frente a su eterno rival, al pianista no termina de gustarle la forma en que juega este año su equipo del alma.
"Soy barcelonista incondicional y lo único que sé es que con Cruyff disfrutaba y ahora no. Con franqueza, aconsejaría a Robson que fichara por el Manchester United". Conviene hacer caso a Tete porque ya se sabe que es un gran entendido en fútbol y que, de no ser un excepcional pianista de jazz, le hubiera gustado hacer arte con un balón.
Babelia
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