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Consejo de guerra a una piloto enamorada

La primera mujer piloto de un B-52, acusada por el Ejército norteamericano de adulterio, mentira e insubordinación

A falta de una guerra que librar, las relaciones entre los sexos se han convertido en el principal quebradero de cabeza del Ejército norteamericano. A las denuncias de varios suboficiales por acoso sexual de muchachas reclutas en diversos centros de entrenamiento -convertidas ya en algún caso en condenas firmes- acaba de añadirse el muy polémico caso de la teniente Kelly Flinn. Hace dos años, la teniente Flinn fue presentada como una heroína al haberse convertido en la primera mujer piloto de un. bombardero B-52. Ahora debe afrontar un consejo de guerra por haber sostenido una relación adúltera, haber mentido al respecto a sus superiores y haber desobedecido sus órdenes.En 1995, los portavoces de la Fuerza Aérea norteamericana pintaban a Kelly Flinn con los colores más prometedores. Tras romper el tabú de que el B-52 requiere manos masculinas, la teniente, decían, llevaba camino de convertirse en comandante de escuadrón y quizá astronauta. Flinn había superado con las más altas calificaciones los entrenamientos para pilotar el muy viril B-52, y todos los medios de comunicación difundían su retrato de chica rubia y atractiva enfundada en el mono de los que, como diría Tom Wolfe, tienen lo que hay que tener.

La carrera profesional de la teniente Flinn, de 26 años de edad, es hoy un campo de ruinas y sobre su futuro pesa la amenaza de una condena a nueve anos y medio de cárcel. ¿Qué ha hecho para merecer eso? Enamorarse de un civil que trabajaba como entrenador de fútbol en su base de Minot (Dakota del Norte). ¿Cuál es el pecado? Que el entrenador estaba casado y el Ejército norteamericano prohibe expresamente las relaciones de carácter adúltero. A ello se añade que, cuando fue preguntada por un superior sobre esa relación, la teniente negó su existencia, y que, más tarde, cuando el mando ya tenía constancia de la misma y le prohibió expresamente que la continuara, ella no hizo caso.

Flinn está destrozada. Cuando se incorporó a la base de Minot, sus compañeros la tildaron de lesbiana por hacer exactamente lo que se le había ordenado: comportarse como un hombre. Además había sido engañada y traicionada.

El entrenador de fútbol, de nombre Marc Zigo, le aseguró a Kelly Flinn que estaba legalmente separado y en pleno proceso de divorcio, y añadió que, cuando lo culminara, se casaría con ella. "Me dijo", cuenta la teniente, "que yo era el amor de su vida y que me seguiría a cualquier parte". Pero el pasado otoño, otro oficial de la base denunció a Kelly Flinn a sus superiores.

Flinn y Zigo sellaron un pacto para desmentir la acusación. Ella lo respetó y lo negó todo ante el oficial que la interrogó. Él lo confesó todo: describió hasta el menor detalle de sus relaciones sexuales, incluidos orgasmos y métodos de control de la natalidad. Entonces, la superioridad notificó por escrito a Kelly Flinn la orden de no volver a ver nunca más a Zigo. Pero la teniente, que desconocía que él ya la había traicionado, le llevó a casa de sus padres a celebrar la Navidad.

"No soy una cazadora de maridos, no soy un oficial insubordinado, no soy de ese tipo de personas; tan sólo cometí un error al enamorarme de aquel hombre", dice Kelly Flinn. Por el contrario, el capitán Chet Curtis, jefe de prensa de la base de Minot, asegura: "Estamos ante un caso muy grave de mala conducta por parte de un oficial".Flinn está dedicada provisionalmente a tareas administrativas. De la propia localidad de Minot ha surgido un movimiento nacional a su favor. Una carta enviada al Minot Daily News por un suscriptor masculino dice: "En las varias décadas de existen la de la base de la Fuerza Aérea en Minot, no recuerdo haber leído en este periódico un solo caso de un oficial varón sometido a consejo de guerra por adulterio".

Que a la teniente se le están aplicando las reglas con rigor discriminatorio es algo compartido incluso por el senador republicano Slade Gorton, ex juez de la Fuerza Aérea, que ha pedido oficialmente al Pentágono que se anulen las acusaciones contra Flinn.

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