Aznar culpa a González de inventar realidades y crear broncas por sus problemas con la justicia
José María Aznar clausuró ayer el X Congreso Nacional de Nuevas Generaciones del PP con un discurso premeditadamente suave y lo más alejado posible del actual clima de crispación en el que se ha enredado la política nacional. Como siempre sin aludirle expresamente, Aznar se refirió varias veces al líder del PSOE, Felipe González, pero no aclaró la acusación de éste contra el vicepresidente Francisco Álvarez Cascos sobre la reunión que mantuvo con el abogado de Amedo y Domínguez en el despacho del director de El Mundo. Aznar replicó así: "Si quieren bronca, que la tengan ellos solos". Luego culpó a González de buscar la "confrontación estéril" e "inventar realidades" por sus problemas con la justicia.
El PP ha establecido en las últimas fechas dos estrategias claras. Por un lado, equiparar sus valoraciones sobre el momento económico y político del país como si fueran un mismo escenario y como si sólo este Gobierno tuviera alguna responsabilidad al respecto. El presidente del Ejecutivo lo remarcó ayer: "La situación política y económica de España es la mejor desde hace bastantes años". Subrayó mucho lo de política.La otra estrategia teórica es la de no volver a entrar en el juego que atribuyen a González de los insultos y las descalificaciones. Estos deseos de Aznar y de otros miembros de la dirección del partido no son compartidos, en la realidad, ni por el propio Cascos ni por otros dirigentes.
Aznar, en cualquier caso, sí pasó ayer de largo de esa dinámica por lo menos en el tono de su intervención. "El Gobierno se dedica a gobernar y un grupo pequeñito a crear problemas", indicó el presidente en una alusión indirecta al PSOE, el principal partido de la oposición con más de nueve millones de votos.
Todos los mensajes de Aznar hacia González y el comportamiento del PSOE llegaron ayer por la vía de lo subliminal. "Si quieren bronca que la tengan ellos solos, con nosotros no. Nosotros a lo nuestro. Dicho clarito: ni caso", uno. "Hay algunos que están empeñados en inventarse una realidad que no existe, y nosotros les tenemos que decir: sus problemas serán suyos, no son los problemas de España, ni de los demás", dos. "SI algunos tienen problemas con la Justicia son suyos y no los de España; resuelvánlos", tres. "La confrontación por la confrontación es una política estéril e inútil", final.
Aznar no se refirió a las acusaciones de González contra Cascos por acudir a una cita en diciembre de 1994 con el abogado de Amedo y Domínguez, Jorge Manrique, en el despacho del director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, poco antes de que estallase el caso GAL.
La dirección del PP justificó así esta táctica: "Felipe González está empeñado en trasladar su situación, sus problemas y sus preocupaciones personales, políticas y judiciales a los demás. No nos interesa". Sobre la veracidad y el objetivo del citado encuentro, el PP sigue sin confirmarlo ni desmentirlo aunque sí se asegura que los socialistas no tienen pruebas del mismo: "Sean como fueren las conversaciones que haya podido mantener un dirigente del PP, todas han sido en el mismo sentido: aclarar la verdad. Por otra parte, ese señor [el abogado de Amedol ha hablado con todas las fuerzas políticas parlamentarias".
Aznar, por otra parte, empleó gran parte de su discurso en glosar los logros de su Gobierno en este año (pactos con los nacionalistas, cuentas cuadradas, control del déficit y la inflación, liberalización y eliminación de todos los monopolios, peso de España en el exterior), pero sobre todo para destacar que "a algunos sectores concretos y minoritarios les cuesta admitirlo". Acabó, como siempre, reclamando unidad y apoyo para aprovechar la "oportunidad histórica" no sólo de "estar entre los grandes de Europa sino de ser de los grandes, de tener su responsabilidad y de comportarse como tales".
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