El mediador de EE UU busca una solución con líderes africanos

Con los rebeldes cada vez más cerca de Kinshasa, la capital de Zaire, los esfuerzos diplomáticos para encontrar una solución a la crisis zaireña se han intensificado en las últimas horas. Varios enviados especiales atravesaron los continentes de África y Europa para mantener consultas. Bill Richardson, embajador de EE UU ante la ONU y plenipotenciario del presidente Bill Clinton en la zona, viajó al pueblo fronterizo de Kasane, en Botswana, para reunirse con los presidentes de Uganda, Zimbabue y Tanzania, Yoweri Museveni, Robert Mugabe y Benjamin Mkapa, respectivamente. Richardson se mostró satisfecho del encuentro, y afirmó que había recibido "consejos útiles de los tres presidentes sobre cómo procurar una transición pacífica en Zaire".El diplomático norteamericano también afirmó que seguía creyendo que las conversaciones iniciadas por el presidente surafricano, Nelson Mandela, "eventualmente llevarán a la paz". Ayer estaba prevista la llegada de Mandela a Botsuana para sumarse a la reunión.

Nada más terminar el encuentro, el mediador de Clinton despegó de nuevo rumbo a Ciudad de El Cabo para encontrarse con el vicepresidente de Suráfrica, Thabo Mbeki. Se esperaba que Mbeki y Richardson concretaran medidas especiales para evitar un baño de sangre en la capital de Zaire.

En Europa, la diplomacia también funcionaba a toda velocidad. El enviado especial de la ONU y de la Organización para la Unidad Africana, Mohamed Sahnoun, viajó a París para informar a los responsables franceses de la situación. En la capital francesa también se encontraba el responsable de la agencia estadounidense para la ayuda al desarrollo, Brian Atwood, partidario de ayudar al líder rebelde, Laurent Kabila, en el caso de una transición democrática. Atwood subrayó, sin embargo, que EE UU no va a darle un "cheque en blanco" y que habrá antes que "juzgar" sus acciones.