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Ópera en el ciberespacio

El mundo de la lírica ha encontrado en Internet un espacio para crear obras y divulgar el género

El teatro, el disco, el cine, la televisión, el vídeo, el CD-Rom y ahora Internet. La ópera, con 400 años de historia, ha encontrado en el ciberespacio un medio fácil, rápido y cómodo para divulgar el género. Cantantes, teatros de ópera, amantes de la lírica y compositores han hecho de Internet un espacio para informar e informarse, vender entradas, ofrecer libretos y partituras, divulgar iniciativas, contar la historia del género, difundir cotilleos y crear nuevas obras.La creación operística en Internet ya cuenta con tres títulos pioneros de un nuevo subgénero dentro de la lírica: la ciberópera. Tres obras cuyos autores las ponen a disposición de los internautas no sólo para su conocimiento y disfrute, sino también para crear y modificar, porque las ciberóperas son obras mutantes que no sólo admiten sino que reclaman el ingenio y la destreza del público del ciberespacio.

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Sobrevivir en la red

"La primera y más maravillosa ópera sobre el amor en Internet". Con este sugestivo encabezamiento se presenta Honoria en el ciberespacio, una ópera romántico -cómica en tres actos, creada en julio de 1994 por profesores de la Universidad de Tejas y "que sólo existe en el ciberespacio para los ciberciudadanos". De esta ópera se han realizado dos representaciones en Austin (Estados Unidos) -en diciembre de 1995 y en abril de 1996-, retransmitidas en directo vía Internet.

Honoria en el ciberespacio es una hilarante ópera, firmada por John Slatin, el compositor Ryan Goertz y el coreógrafo Bryan Green, que cuenta la historia de cinco seres humanos (Honoria, Bookish,. rez, Sandy Stone y El Oráculo), que de forma rutinaria conectan a través de Internet en busca del amor. En el ciberespacio encuentran a Ciborg, una criatura en parte humana y en parte de componentes electrónicos, que junto con sus numerosos clones seduce a los internautas.

El libreto, repleto de términos del lenguaje informático, mezcla el inglés y el italiano, porque parte de la historia sucede en Venecia. Tener una góndola en la ciudad de los canales es el sueño de Honoria, una internauta ama de casa que se entretiene en escribir una ciberopera recopilando material para el libreto de las listas de correo electrónico. Ciborg se enamora de ella porque percibe el delicado teclear de sus manos maltratadas por la química de los productos domésticos en el teclado de su ordenador.

La música es un collage que mezcla arias famosas de óperas. Así, la célebre La donna é mobile se transforma aquí en La ciberemobile. Los autores de esta jocosa ciberópera reclaman del internauta sugerencias para nuevas y más hilarantes versiones.

Al igual que en el catálogo convencional de títulos hay óperas cómicas, serias y experimentales, en Internet también. La ciberópera seria es Uluru, una obra interactiva, multicultural y transmedia de Marc Liyanece, que toma su título del nombre con que los aborígenes australianos denominan al gigante monolito Ayers Rock, situado en el centro de Australia. Su autor afirma: "Uluru no es una ópera con argumento en el sentido usual. Está basada en la infinita multiplicidad de la percepción humana e interpretación de la que el monte Uluru es un paradigma".

Liyanece se declara un compositor influido por los aborígenes australianos en su percepción de la vida. Sus estancias y experiencias con ellos son explicadas con profusión de fotografías en la narración de su obra. El autor exprime al máximo sus experiencias australianas creando no sólo la ópera Uluru, sino también la Sinfonía Uluru, el ballet Uluru, un cuarteto Uluru y una instalación artística, también Uluru.

La ópera, grabada por la London Symphony Orchestra y el coro London Voices en agosto de 1995 -el autor aporta fotografías y grabaciones del acontecimiento-, es una obra sin solistas, todo es coral: una orquesta de 108 músicos y un coro de 74 voces. Pero ello no debe asustar al voluntarioso, intrépido y solitario internauta que quiera hacer su propia versión de Uluru. Liyanece aporta información precisa para el espontáneo creador.

La ciberópera experimental es un proyecto de alta tecnología. Brain opera (Opera de la mente) es obra del compositor Tod Machover, que desarrolla su trabajo en el prestigioso Medía Lab del Massachusetts Institute of Technology (MIT). En 1985 empezó a trabajar con los hiperinstrumentos, aparatos musicales activados por métodos tan poco convencionales como un sensor de movimiento o temperatura, y con ellos y las teorías sobre la mente humana del matemático, músico y teórico Marvin Minski ha creado Brain opera. El libreto está formado por 48 frases extraídas de las entrevistas que el compositor mantuvo entre 1993 y 1996 con Minski sobre los sentimientos que la música produce en los que la escuchan.

Machover asegura que ha diseñado Brain opera "para estimular a las audiencias a meditar sobre este tema". Esta ópera ofrece al internauta, según su autor, "un viaje por un laberinto de fragmentos, pensamientos y memorias para una experiencia colectiva y coherente" llevado al terreno real el pasado verano en la Juilliard School de Nueva York.

Este viaje experimental, del que Machover sabe extraer humor ofreciendo diversas imágenes distorsionadas de su propio experimento, es a la vez una invitación a participar a todos los amantes de la música desde los mozartianos y verdianos hasta los rockeros.

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